uestros
dias, lo mismo que los de antiguos tiempos, siguen repitiendo, al
contemplar las cumbres doradas por la luz, "?como han podido alzarse
hacia el cielo?"
Hasta en nuestra epoca, cuando los sabios no apoyan sus teorias sino
sobre la observacion y la experiencia, hay algunas tan fantasticas sobre
el origen de los montes, que se asemejan bastante a las leyendas de los
antiguos. Un libro moderno de respetable volumen intenta demostrarnos
que la luz del sol que bana nuestro planeta ha tomado cuerpo y se ha
condensado en mesetas y montanas alrededor de la tierra. Otro afirma que
la atraccion del sol y de la luna, no contenta con levantar dos veces al
dia las olas del mar, ha hecho hincharse tambien a la tierra, y ha
alzado las ondas solidas hasta la region de las nieves. Finalmente, otro
hay que refiere como los cometas, extraviados por los cielos, han venido
a chocar con nuestro globo, han agujereado su envoltura como piedras que
atravesaran un carambano y han hecho brotar las macizas montanas en
largas hileras.
Afortunadamente la tierra, siempre trabajando en nuevas creaciones, no
cesa en su labor a nuestros ojos y nos ensena como hace cambiar poco a
poco las rugosidades de su superficie. Se destruye, pero se reconstruye
diariamente de un modo constante; nivela unas montanas para edificar
otras, y abre valles para cegarlos otra vez. Al recorrer la superficie
del globo y al examinar con cuidado los fenomenos de la naturaleza, se
ven formar ribazos y montes lentamente en verdad, y no con subito
empujon, como quisieran los aficionados a lo milagroso. Se los ve nacer,
ya directamente del seno de la tierra, sea indirectamente, digamoslo
asi, por la erosion de las mesetas, como surge poco a poco la escultura
del pedazo de marmol. Cuando una masa insular o continental, cuya altura
llega a centenares o millares de metros, recibe lluvias abundantes, van
quedando sus vertientes gradualmente esculpidas en barrancos, canadas y
valles; la uniforme superficie de la meseta se recosta en cimas, aristas
y piramides; se ahueca en circulos, hoyas y precipicios; aparecen poco a
poco sistemas de montanas donde existe el terreno liso en extension
enorme. Lo mismo acontece en aquellas regiones de la tierra donde la
meseta, atacada unicamente en un lado por las lluvias, solo forma
montanas por esta vertiente: tal es, en Espana, la meseta de la Mancha
que se hunde hacia Andalucia por las escarpaduras de Sierra Morena.
Ademas de estas ca
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