onocido, cuando los actuales abismos del Oceano se
extiendan como llanuras o se yergan en cimas ante la luz del sol,
nuestros descendientes veran terrenos geologicos semejantes a los que
hoy contemplamos, y que quizas hayan desaparecido, hechos anicos por las
aguas fluviales.
Durante la serie de las edades, las hiladas de formaciones maritimas o
lacustres que componen la mayor parte de nuestra montana han llegado a
ocupar a gran altura sobre el nivel del mar su posicion inclinada y
contorneada en arrugas caprichosas. Ya hayan sido levantadas por una
presion procedente de abajo, ya se haya bajado el Oceano a consecuencia
del enfriamiento y la contraccion de la tierra o por otra causa, y haya
dejado de ese modo capas de asperon y de caliza en los antiguos fondos
convertidos en continente, el caso es que las hiladas alli estan y
podemos estudiar comodamente los restos que muchas de ellas han sacado
del mundo submarino.
Estos restos son los fosiles, despojos de plantas y animales conservados
en la roca. Verdad es que las moleculas que constituian el esqueleto
animal o vegetal de aquellos cuerpos han desaparecido, asi como los
tejidos de la carne y las gotas de savia o de sangre, pero todo ha sido
sustituido por granos de piedra que han conservado la forma y hasta el
color del ser destruido. En el espesor de las piedras estan las conchas
de los moluscos y discos, bolas, espinas, cilindros y varillas siliceos
o calcareos de las foraminiferas y las diatomas que se encuentran en mas
asombrosas muchedumbres; pero tambien hay formas que sustituyen
exactamente a las carnes blandas de aquellos seres organizados; vense
esqueletos de peces con sus aletas y sus escamas: elitros de insectos,
ramillas y hojas; hasta huellas de pasos hay, y en la dura roca que fue
en otro tiempo arena incierta de las playas, se encuentra la impresion
de las gotas de lluvia y la red de los surcos trazados por las olas de
la orilla.
Los fosiles, muy raros en ciertas rocas de formacion maritima, numerosos
en cambio en otros, y que constituyen casi toda la masa de los marmoles
y las cretas, sirven para conocer la edad relativa de las hiladas que se
han ido depositando durante la serie de los tiempos. En efecto, todas
las capas fosiliferas no han sido derribadas y mezcladas caprichosamente
por las roturas y los desmoronamientos; han conservado en su mayor
parte su regular superposicion, de modo que pueda observarse y recogerse
los fosiles en su orden de
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