le permiten expedir libremente sus mercancias y
viajar casi en todo tiempo. La gamuza ha dejado de recorrer las alturas,
y numerosas aves, que volaban en verano muy por encima de las cumbres,
han bajado prudentemente a las tibias regiones llanas. Pero el hombre
continua recorriendo los caminos que, de desfiladero en desfiladero, de
estribacion en estribacion, se elevan hasta una brecha de la cresta y
descienden por la otra vertiente. En el buen tiempo, cuando los alegres
torrentes saltan en cascadas al lado del camino, hasta coches
arrastrados por caballos con ruidosos cascabeles pueden subir con
facilidad las pendientes dispuestas a gran costa en las fragosidades.
Cuando las nieves han cubierto el camino, hay que cambiar de vehiculo;
en lugar de carros y coches se usan trineos que se deslizan ligeramente
sobre los copos amontonados. La travesia de la montana no se hace con
menos rapidez que durante los mas calurosos dias del verano; y cuesta
abajo, la velocidad produce vertigos.
Viajando en trineo por las montanas es como se aprende a hacer
conocimiento con las nieves. La ligera armazon se desliza sin ruido; no
se nota el choque del herraje con el suelo duro, y parece que viaja uno
por el espacio, arrebatado como un espiritu, ora se rodea la curva de un
barranco, ora el relieve de un promontorio. Si pasa desde el fondo de
las simas a la arista de los precipicios y en todas las variadas formas
que se ofrecen a la vista, conserva el monte su inmaculada blancura. Si
ilumina el sol la superficie de la nieve, se ven brillar innumerables
diamantes; si el cielo aparece bajo y ceniciento, los elementos parece
que se confunden. Jirones de nubes y montecillos nevados no se
diferencian unos de otros. El viajero se figura no pertenecer ya a la
tierra y flotar en el espacio infinito.
Mucho mas se penetra aun en las regiones de los suenos, cuando, despues
de haber atravesado el punto culminante se baja por la pendiente
opuesta, arrebatado de vuelta en vuelta con espantosa rapidez. Al
ponerse en marcha la caravana, cuando se mueve el postrer trineo, ya
desparecio el primero detras de un saliente del abismo. Se le ve, y
desaparece de nuevo; se le columbra otra vez, y vuelve a desaparecer.
Sumergese el viajero en vertiginoso abismo en el cual se derrumban
montones de nieve como colinas; convertido en alud tambien, se desliza
uno sobre los aludes, y ve desfilar al lado, como arrastrados por una
tempestad, circulos, quebradas, promon
|