o formado parte de la
borrasca, reuniendo durante algunas horas mi consciente individualidad a
los ciegos elementos.
CAPITULO X
#Las nieves#
"Blanco, brillante, nevado", tal es el significado primitivo de casi
todos los nombres dados a las altas montanas por los pueblos que en su
base se sucedieron. Alzando los ojos hacia las cumbres ven por encima de
las nubes la centelleante blancura de nieves y de hielos, y su
admiracion es tanto mas grande, cuanto que los campos inferiores
presentan, por el tono uniforme y obscuro de los terrenos, extrano
contraste con los picos blancos. En lo mas riguroso del estio, cuando se
alza polvo ardiente de los caminos y el viajero fatigado se para a la
sombra, es cuando gusta mirar hacia las heladas masas, que los rayos
solares hacen resplandecer como placas argentinas. De noche, un suave
reflejo, como el de un mundo lejano, revela las altas nieves de la
montana. Las pendientes medias, los promontorios inferiores estan
cubiertos con frecuencia de capas nevadas. Ya hacia el fin del verano,
cuando los torrentes han arrastrado a las llanuras el agua de los
aludes fundidos, y los arboles han soltado el peso de la nieve que hacia
doblarse a sus ramas, y las mismas matas, calentando el espacio que las
rodea, han conseguido deshacer los copos de nieve que las rodeaban,
subito enfriamiento de la atmosfera convierte en nieve los vapores de la
montana. La vispera, las estribaciones de los montes y los pastos
alpestres estaban completamente libres de escarcha; bien se distinguia
el color pardo o amarillento en las desnudas rocas, del verde en bosques
y prados y del rojo en los brezos. Por la manana, al despertar, el
blanco manto nevado ha cubierto hasta los promontorios salientes. Sin
embargo, ese vestido niveo de que hablan los poetas, esta agujereado y
desgarrado por mil partes. Los salientes de la montana atraviesan esa
envoltura, y los matices sombrios de las rocas, contrastando con la
blancura de la nieve, acusan con mas claridad los relieves de las
fragosidades. En las hondonadas profundas se han acumulado los copos en
gruesas capas; en las pendientes rapidas bordan ligeramente las
hendiduras como tenue velo de encaje; en los abruptos tajos solo
aparecen de cuando en cuando, como manchas brillantes. Cada arruga de la
montana puede reconocerse desde lejos en su verdadera forma por la
esplendida corriente de nieve que la ocupa; cada roca saliente revela
sus protuberancias en las ca
|