a la roca una electricidad contraria a
la suya; otras, impulsadas en el espacio por el viento, van a chocar
contra la pendiente del monte, barrera enorme colocada como para
impedirles el paso; otras, invisibles en el aire tibio, aparecen al
contacto de la piedra fria o de la nieve. La montana condensa el vapor y
lo exprime del aire. Muchas veces, contemplando un pico o un promontorio
saliente, he visto las nubecillas nacientes hacinarse en torno a la
helada punta. Elevase una humareda semejante a la que brota de un
crater; pronto envuelve todos los salientes y el monte acaba por
coronarse con un turbante de nubes tejido por el mismo en el aire
transparente. Parece que invisibles manos trabajan en la formacion de
las tempestades y en la caida de las lluvias. Cuando los habitantes del
llano ven a la montana desaparecer bajo un monton de nubes, presumen, al
observar el tocado del gigante, la fiesta que se les prepara. Cuando
chocan en el vertice dos corrientes de aire, ardiente una y fria otra,
la nube subitamente formada se endereza y se arremolina en el cielo: la
montana es un volcan, y el vapor se escapa incesantemente de ella con
una especie de furor para ir a replegarse en la lontananza celeste,
formando inmensa curva.
Nubes desprendidas se esparcen libremente por el espacio, se juntan, se
desgarran o se deshilachan en el viento, se ensanchan y vuelan o suben
hasta la atmosfera superior, muy por encima de las mas elevadas cumbres
terrestres. La diversidad de sus formas es mucho mayor que la de las
nubes que cinen los picos de la montana, a pesar de que estos presentan
asimismo gran movilidad en sus aspectos. Ora son nubes aisladas a las
que la corriente de aire frio hace cambiar de sitio; y entonces se las
ve serpentear por los barrancos o andar a lo largo de las aristas
desgarrandose en las rocas agudas; ora son nubes grandes que tapan de
una vez toda una pendiente, mientras a traves de su masa espesa que
aumenta o disminuye, viaja o se rompe, se ve de cuando en cuando una
cima conocida, tanto mas soberbia en apariencia, cuanto que parece
vivir y moverse entre los vapores giratorios. Otras veces, las brumas
aereas, superpuestas y de diferente temperatura, aparecen perfectamente
horizontales y distintas, como estratos geologicos, y dan analoga forma
a los nubarrones que nacen de ellas, disponiendolas en fajas regulares y
paralelas que ocultan bosques y pastos, nieves y rocas, o la velan a
medias, como una gasa transp
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