res a millones, se
harto de todas las riquezas terrestres, fue la reina del antiguo mundo
por infamias innumerables; por perfidias y por violencias, y a pesar de
todos sus crimenes todavia se ha calumniado a si misma, tomando a una
loba por abogada y madre. El pueblo cuyas leyes, bajo apariencia
distinta, nos rigen hoy, era realmente feroz y duro, pero no tan malo
como pudiera hacerlo creer el simbolo, que eligio.
Para el que gusta de la montana, es muy grato saber que el lobo, ser
odioso, es animal de las grandes llanuras. La destruccion de las
arboledas natales y el creciente numero de los cazadores le han obligado
a refugiarse en los alfoces de las alturas, pero no ha dejado de ser un
intruso. Sus condiciones naturales son a proposito para dar carreras de
cincuenta leguas por las estepas o para trepar por las rocas. El animal
a quien la forma de su cuerpo y la elasticidad de sus musculos dieron
mayores facilidades para brincar de pena en pena y saltar las grietas es
la graciosa gamuza, el antilope de nuestras comarcas. Ese es el
verdadero habitante de la montana. Ningun precipicio le espanta, ninguna
pendiente nevada le asusta; trepa en dos brincos por fragosidades
vertiginosas que el cazador mas valiente no se atreveria a escalar:
colocase de un salto en rebordes menos anchos que sus cuatro patas,
reunidas en un solo soporte, y aunque es animal terrestre, parece alado.
Ademas, es benigno y sociable: con gusto se confundiria con nuestros
rebanos de cabras y ovejas: pocos esfuerzos serian necesarios para que
aumentara el numero de nuestros animales domesticos; pero es mas facil
matarlo que domarlo, y las pocas gamuzas que quedan estan reservadas
para dar gusto al cazador. Probable es que desaparezca pronto la raza, y
al fin y al cabo mas vale morir libremente que vivir en la esclavitud.
Mas arriba aun que la gamuza, en vericuetos y penas rodeadas de nieve
por todas partes, han escogido albergue otros animales. Uno de estos es
una especie de liebre que sabe cambiar de librea todas las estaciones,
de manera que su piel se confunde con el suelo que la rodea, y asi se
escapa a la perspicaz vista del aguila. En invierno, cuando todo esta
cubierto de nieve, su piel es tan blanca como los copos: en primavera,
cuando matas y guijarros aparecen a trechos entre la capa de nieve, el
pelaje del animal se matiza con manchas grises: en verano, es del color
de las piedras y del cesped abrasado, y despues, en otro brusco cambio
de
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