n
yuxtaposicion y, como consecuencia, numerosas plantas, desterradas de
vulgares terrenos de cultivo, hallan en este rincon, respetado por el
hombre, el ambiente propio para su desarrollo. La arena tamizada por las
aguas tiene sus plantas especiales, lo mismo que los amontonamientos de
piedras arrastradas, la arcilla color de ocre y los intersticios de la
dura roca. Las tierras vegetales, mezcladas en diversas proporciones,
tienen tambien su flora y su fauna; las rapidas pendientes expuestas al
sol del mediodia, se encuentran pobladas de hierbas y arbustos que
fabrican su savia en terreno seco; el fondo humedo donde jamas llega un
rayo de sol, da tambien vida a otra vegetacion y el cieno que el agua
cubre aun, aparece cubierto por un mundo vegetal que le es peculiar.
iY, sin embargo, nada aparece desordenado en esta diversidad! Al
contrario, las plantas, libremente agrupadas, segun sus secretas
afinidades y la naturaleza del terreno que les da vida, constituyen en
conjunto un espectaculo que llena el alma de una impresion singular de
paz y armonia. Nada hay aqui de artificial ni de impuesto como en un
regimiento de soldados con sus movimientos mecanicos y sus uniformes,
sino lo pintoresco, el encanto poetico, la libertad de actitud y de vida
como en una multitud de hombres de todos los paises, aproximandose por
afinidad cada cual a los suyos. Es cierto que en este barranco, al igual
que en toda la tierra, la batalla de la vida por el goce del aire, del
agua, del espacio y de la luz, no cesa un instante entre las especies y
las familias vegetales; pero esta lucha no ha sido regularizada todavia
por la intervencion del hombre, y parece que en medio de estas plantas
tan diversas y tan graciosamente asociadas, nos encontramos en una
republica federativa en la que cada vida esta garantizada por la alianza
de todas. Hasta las colonias de plantas extranas a la naturaleza libre,
son respetadas, al menos por algun tiempo: sobre una cornisa de tierra
rebajada que ha quedado suspendida al flanco de la ribera, veo
balancearse las canas flexibles de una mata de avena, humilde colonia de
esclavos fugitivos aventurados en un mundo de libres heroes barbaros.
Lo mismo que el arroyo del valle y los grandes rios del llano, el
pequeno barranco tiene sus orillas sombreadas por arboles. El alamo
blanco se levanta al lado del haya y el abedul; las hojas finamente
cortadas del fresno, aparecen por entre dos altos olmos con su ramaje
como ar
|