, a la larga, mas instruido y feliz; no obstante, nos paseamos
llenos de noble alegria por las virgenes orillas de nuestro Pactolo,
desconocido de la multitud, en el que hallamos la soledad y el silencio,
como en los dias que vimos brillar por vez primera las pepitas de oro.
En sus alrededores solo existe, afortunadamente, un solo buscador de
pepitas, viejo geologo que ensena con orgullo algunos granos brillantes
contenidos dentro de una caja de carton, donde posee todo el fruto de
sus largos trabajos.
Otro manantial, vecino al pequeno Eldorado, se presenta tambien prodigo
en pepitas brillantes pero de bien distinta especie. Es un chorro de
agua que surge de rocas micaceas y que arrastra sus particulas hacia la
luz. Las pepitas que la corriente hace rodar por el fondo se arremolinan
un momento y luego se depositan llanas sobre otras laminas, de modo que
se ve siempre lucir sus reflejos bajo la temblorosa superficie. Los
ninos de la vecindad se divierten en sus juegos, viniendo a sacar con
sus manos esta arena brillante; apilan en montoncitos las pepitas de oro
y las de plata, sabiendo, afortunadamente, los pobres ninos, que la masa
reluciente no es oro y plata mas que en apariencia; de otro modo,
empezarian, tal vez, en la orilla de la apacible fuente, esa dura
batalla por la vida, que mas tarde, cuando sean hombres, tendran que
emprender unos contra otros para arrancarse, en forma de moneda, el pan
de cada dia.
En un pequeno valle, al pie de rocas calcareas, nace otra fuentecita
que, lejos de arrastrar pepitas brillantes, recubre, al contrario, de
una especie de bano gris las piedras, las hojas y las ramitas caidas de
los arbustos que la adornan. Este bano se compone de innumerables
moleculas calcareas disueltas por el agua en el interior de la colina.
Contenida el agua por un obstaculo cualquiera, la corriente se
desprende de las particulas de piedra de que estaba saturada. Al lado de
la balsita crece un helecho que balancea sus verdes hojas agitadas por
el aire humedo, mientras que sus raices, sumergidas en el agua, estan
recubiertas de una capa de piedra.
La naturaleza de los manantiales varia por las substancias solidas y
gaseosas que arrastran o disuelven en su curso subterraneo y que sacan
al exterior. Hay algunas que contienen sal, otras son ricas en hierro,
en cobre y en diversos metales, habiendo alguna que exhala acido
carbonico o emanaciones de gases sulfurosos. La proporcion de mezclas
que se operan a
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