peraba su despertar para despertar ellos
mismos. Los hombres de ciencia nos explican la causa de estas
intermitencias; nos dicen el por que de ese salir y ocultarse del agua
alternativamente en las cavidades subterraneas, dispuestas en forma de
sifon. Todo esto es hermoso, pero a estos juegos de la naturaleza, a
esas fuentes que aparecen y se ocultan en un instante, preferimos los
manantiales permanentes de los que oimos constantemente su alegre
murmullo, y en los cuales, a cualquiera hora, podemos ver como se
refleja la luz, rielando en su ondulada superficie. Mas encantadora aun
me parece la discreta fuente que nace en el fondo del arroyo a la que
solo contemplan los observadores estudiosos de la naturaleza. En medio
del agua transparente, no siempre se sabe distinguir la columna liquida
del manantial que brota, pero se revela por las ondulaciones de las
hierbas que acaricia su onda ascendente, por las burbujas que salen de
la arena y vienen a deshacerse al contacto del aire, y por el silencioso
hervor que se produce en la superficie del agua y se propaga alejandose
en rizos ondulados que disminuyen gradualmente.
Desiguales por su caudal y por el paisaje que las rodea, no lo son menos
por la gran diversidad de substancias minerales que llevan en
suspension. Por muy pura que el agua del manantial parezca a nuestra
vista, no es esta, como la quimica dice, una combinacion de dos cuerpos
simples, el hidrogeno, que forma, segun dicen, los inmensos torbellinos
de las mas lejanas nebulosas, y el oxigeno, que para todos los seres es
el gran alimento de la vida; contiene ademas muchas otras substancias,
ya rodando por su cauce en estado de arena, ya disueltas en su masa
liquida y transparentes como ella. Entre las fuentes tributarias del
arroyo, hay algunas que, surgiendo de la dura pena, arrastran pepitas de
oro en sus aluviones. Si arrastraran grandes cantidades como ciertos
manantiales de California, Colombia, el Brasil o los Urales,
inmediatamente una multitud de hombres se precipitaria con avidez hacia
las fuentes bienhechoras, y las arenas depositadas en sus orillas,
serian muy pronto tamizadas, y hasta la roca seria atacada por los picos
y azadones y sus fragmentos serian sometidos a los martillos de la
fundicion; poco tiempo despues, a las cabanas de un villorrio, habitadas
por mineros, reemplazarian los grandes arboles de los prados y los
valles. Tal vez el pais al ser mas rico, mas populoso y prospero, seria
tambien
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