ulta el arroyo y los verdes prados que riega;
por delante, el horizonte se limita bruscamente por una serie de gradas
que el agua salta en pequenas cascadas despues de la lluvia; por encima,
las branchas de arboles que bordean las riberas se curvan y entrelazan
formando boveda, y los ruidos de fuera no penetran en este salvaje cauce
casi subterraneo.
Es una gran alegria hallarse asi en la naturaleza virgen, solo a algunos
pasos de los campos arados en surcos paralelos y sentirse obligado a
trazarse un camino por entre las piedras y la maleza, no lejos del
honesto burgues que se pasea placidamente contemplando sus cosechas. A
cada vuelta del tortuoso barranco, la inclinacion y la forma del lecho
cambian bruscamente: los saltos y los hoyos se suceden contrastando de
un modo extrano.
Encima de un grupo de arbustos enlazados por zarzas que el agua invade
solo en las mayores crecidas, se extiende un pequeno prado de algunos
metros de ancho y frecuentemente banado por las inundaciones de un
momento. Alrededor del prado y el grupo de arbustos, se desarrolla en
semicirculo una playa arenosa, en donde los materiales finos o gruesos,
se han depositado con orden, segun la fuerza de la corriente que los
arrastro. El modesto lecho fluvial, de donde el agua ha desaparecido, es
aun tal cual lo trazo el torrente efimero, y revela tanto mejor las
leyes de su formacion, por cuanto ni un pequeno charco de agua se halla
en su curso. Una especie de foso con su borde lleno de cieno seco y
hojas en descomposicion, nos ensena que en este paraje el curso de las
aguas es tranquilo y casi sin corriente; mas lejos, el lecho aparece
apenas trazado porque las aguas se resbalan con rapidez por la gran
pendiente; en otra parte, las aristas paralelas de los asientos rocosos
atraviesan oblicuamente el fondo desde una a otra orilla, formando
obstaculos sobre los cuales la corriente se descompone formando pequenas
ondas. Una gran piedra ha hecho determinar una curva a la corriente,
lanzando a esta contra otra orilla, formando una brusca sinuosidad, y
asi gradualmente se ha cavado un cauce segun su capacidad: mas arriba,
ramas encadenadas; hierbas y piedras, han servido de punto de apoyo para
formar uno o varios islotes rodeados de cauces tortuosos llenos de arena
hermosamente blanca. A unos cuantos pasos de alli, el aspecto del
barranco cambia todavia. Aqui el fondo no es mas que un pequeno reguero
practicado por el agua en arcilla dura, casi rocosa; n
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