a que arcilla
endurecida, todo ello no es mas que resto de rocas anteriores, y como
estas, se componen de metales. Unicamente los calcareos que forman tan
considerable parte de la corteza terrestre, no proceden directamente de
la destruccion de antiguas rocas; estan formados por residuos que han
pasado por los organismos de animales marinos. Han sido comidos y
digeridos, pero no por eso dejan de ser metalicos: su base es el calcio
combinado con el azufre, el carbono y el fosforo. De modo que, gracias a
las mezclas y combinaciones variables, la masa lisa, uniforme,
impenetrable, del metal, ha adquirido formas atrevidas y pintorescas, se
ha ahuecado en hoyos para rios y lagos, se ha revestido de tierra
vegetal, ha acabado por entrar en la savia de las plantas y en la sangre
de los animales.
Aca y aculla se revela aun el metal puro en las piedras de la montana.
En medio de los desmoronamientos y a la orilla de las fuentes, vense con
frecuencia masas ferruginosas. Cristales de hierro, cobre y plomo,
combinados con otros elementos, se hallan tambien en los restos
esparcidos; a veces brilla una particula de oro en la arena del arroyo.
Pero en la roca dura, ni el mineral precioso ni el cristal se encuentran
distribuidos al azar; estan dispuestos en venas ramificadas que se
desarrollan sobre todo en los cimientos de las diferentes formaciones.
Esos filones de metal, semejantes al hilo magico del laberinto, han
llevado a los mineros, y mas tarde a los geologos, al espesor, a la
historia de la montana.
Segun nos refieren los cuentos maravillosos, era facil en otro tiempo ir
a recoger tales riquezas a lo interior del monte; bastaba con tener algo
de suerte o contar con el favor de los dioses. Al dar un paso en falso
se agarraba uno a un arbusto; el fragil tronco cedia, arrastrando
consigo una piedra grande que cerraba una gruta desconocida hasta
entonces. El pastor se metia osadamente por la abertura, no sin
pronunciar alguna formula magica o sin tocar algun amuleto, y despues de
haber andado largo tiempo obscuro camino, se encontraba de repente bajo
una boveda de cristal y diamante; erguianse alrededor estatuas de oro y
plata profusamente adornadas con rubies, topacios y zafiros; bastaba con
inclinarse para recoger tesoros.
En nuestros dias, el hombre necesita trabajar, dejandose de conjuros y
encantamientos, para conquistar el oro y otros metales que duermen en
las rocas. Los preciosos fragmentos son raros, hallanse impuro
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