ne; asemejase,
en efecto, a una hilera de agudas puas colocadas con regularidad. Pero
en medio de las mismas rocas se encuentra una especie de caos; agujas,
piedras movedizas, montanas de penascos, sillares superpuestos, torres
dominadoras, muros apoyados unos en otros y que dejan entre ellos
estrechos pasos, tal es la arista que forma el angulo de la montana.
Hasta en aquellas alturas la roca esta cubierta casi por todas partes de
una especie de unto, por la vegetacion de los liquenes, pero en varios
sitios han descubierto la piedra el roce del hielo, la humedad de la
nieve, la accion de las heladas, de la lluvia, del viento, de los rayos
solares; otras rocas, quebradas por el rayo, conservan la imantacion
causada por el fuego del cielo.
En medio de esas ruinas, es facil observar lo que fue aun recientemente
el mismo interior de la roca. Se ven los cristales en todo su brillo: el
cuarzo blanco, el feldespato de color de rosa palido, la mica que finge
lentejuelas de plata. En otras partes de la montana, el granito
descubierto presenta aspecto distinto: en unas rocas, es blanco como el
marmol y esta sembrado de puntitos negros; en otras, es azulado y
sombrio. Casi en todas partes es de una gran dureza y las piedras que
pudieran labrarse con el servirian para construir duraderos monumentos;
pero en otras, es tan fragil y estan aglomerados los cristales tan
debilmente, que pueden aplastarse con los dedos. Un arroyo, nacido al
pie de un promontorio, cuyo grano es de poca cohesion, corre por el
barranco sobre un lecho de arena finisima abrillantado por la mica;
parece verse brillar el oro y la plata a traves de las rizadas aguas.
Mas de un patan llegado de la llanura se ha equivocado y se ha
precipitado sobre los tesoros que se lleva descuidadamente el burlon
arroyuelo.
La incesante accion de la nieve y del agua nos permite observar otra
especie de roca que constituye en gran parte la masa del edificio
inmenso. No lejos de las aristas y cimborrios de granito que son las
partes mas elevadas de la montana, y parecen, digamoslo asi, un nucleo,
aparece una cima secundaria, cuyo aspecto es de asombrosa regularidad,
parece una piramide de cuatro lados colocada sobre el enorme pedestal
que le ofrecen mesetas y pendientes. Esta compuesta de rocas pizarrosas
que el tiempo pule sin cesar con sus meteoros, viento, rayos del sol,
nieves, nieblas y lluvias. Las hojas quebradas de la pizarra se abren,
se rompen y bajan resbalando a lo
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