e habia fatigado en inutiles
esfuerzos: espero con paciencia, pateando el suelo para conservar el
calor animal y asi se aguanto toda la tarde y toda la noche y toda la
mitad del dia siguiente. Oyo entonces llamarle por su nombre a los que
le buscaban, contesto, y en seguida lo sacaron de la sima. Unicamente se
quejo de haber pasado mucho frio.
Pero sean cuales fueren los privilegios e inmunidades del _cretino_,
aunque el desdichado no tenga que temer los cuidados y las decepciones
del hombre que tiene que abrirse camino en el mundo por si mismo, hay
que intentar que el _cretino_ sea arrancado a su _inocencia_ y a sus
asquerosas enfermedades para darle, al mismo tiempo que la salud del
cuerpo, el sentimiento de su propia responsabilidad moral. Es necesario
que penetre en la sociedad de los hombres libres, y, para curarle y
dignificarle, lo primero es conocer las causas de su degeneracion.
Sabios hay que, inclinados sobre sus retortas y sus libros, exponen
diversos pareceres: dicen unos que la deformidad de la papera procede
sobre todo de la falta de iodo en el agua potable, y que por el
cruzamiento, la deformidad moral acaba por juntarse a la del cuerpo.
Otros creen que papera y _cretinismo_ nacen de que el agua procedente de
la nieve no ha tenido tiempo para agitarse y airearse lo suficiente
cuando llega al pueblo, o de que ha pasado por rocas que contienen
magnesia. Cierto es que el agua mala puede contribuir muchas veces a que
nazcan y se desarrollen enfermedades; pero ?sera ese solo el origen?
Basta entrar en una cabana de esas donde nacen y vegetan los idiotas
para ver que su lamentable situacion procede tambien de otras causas. El
tugurio es sombrio y ahumado: devoran gusanos cofres, mesas y vigas: en
los rincones donde no puede penetrar del todo la mirada, se vislumbran
formas indecisas, cubiertas de basura y telaranas. La tierra que sirve
de pavimento permanece siempre humeda y como viscosa, por todas las
aguas sucias que la llenan de grasa. El aire que se respira en tal
guarida es acre y fetido. Flotan en el a un tiempo los hedores del humo,
del tocino rancio, del pan de muchos dias, de la madera carcomida, de la
ropa sucia, de las emanaciones humanas. De noche se cierran todas las
aberturas para que no penetre en la habitacion el frio exterior.
Abuelos, padres e hijos duermen todos en una especie de armario con
tablas cuyas cortinas se cierran de dia, y en el cual, durante el sueno
nocturno, se acumula un ai
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