re denso y mucho mas impuro que el del resto
de la cabana. Y hay mas: durante los frios del invierno, la familia,
para tener mas calor, se va del piso bajo y baja a la cueva, que al
propio tiempo sirve de cuadra. En un lado estan los animales tumbados en
la paja sucia, y en el otro yacen hombres y mujeres entre sabanas nada
limpias. Un sucio reguero separa ambos grupos de vertebrados mamiferos,
pero el aire respirable es comun a todos; y ni este aire que penetra por
estrechos tragaluces puede renovarse durante semanas enteras, por las
nieves que cubren el terreno. Hay que abrir especie de chimeneas, por
las cuales baja unicamente un livido reflejo de luz. En esas cuevas el
dia parece una noche del polo.
No es asombroso que en semejantes mansiones nazcan chiquillos
escrofulosos, raquiticos y contrahechos. Desde su primera semana,
muchos recien nacidos se ven sacudidos por terribles convulsiones que la
mayor parte no pueden resistir: en ciertos paises, las madres estan tan
seguras de que sus hijos han de morirse, que no los consideran como
nacidos hasta "que han pasado el terrible desfiladero de la enfermedad
de los cinco dias." Muchos de los que se salvan de esta, pasan luego
toda la vida entre la enfermedad y la locura. Tan convenientes son para
desarrollar la fuerza y la destreza del hombre sano el aire libre de la
montana y el trabajo en el campo, como propios a empeorar el estado de
los _cretinos_ el espacio estrecho y la humeda obscuridad de la cabana.
Al lado de un hermano que llega a ser el mas guapo y robusto joven, se
arrastra otro, especie de excrecencia carnosa horriblemente viva.
Ya se ha pensado en muchos sitios en construir hospicios para esos
desventurados: nada falta en esos edificios nuevos. Circula libremente
el aire puro, el sol ilumina todas las habitaciones, el agua es pura y
sana, los muebles y especialmente las camas ostentan exquisita limpieza:
los _inocentes_ tienen vigilantes que los cuidan como nodrizas y
profesores que procuran hacer entrar un rayo de luz intelectual en
aquellas duras molleras. Lograse eso a veces, y el _cretino_ puede nacer
gradualmente a una vida superior. Pero importa mas trabajar en precaver
el mal que en reparar el ya existente. Las chozas infestadas, tan
pintorescas a veces en el paisaje, deben desaparecer para que las
sustituyan casas comodas y sanas. Deben entrar libremente aire y luz en
todas las habitaciones humanas. Debe observarse en todas partes una
buena higie
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