cidos: tambien meditan, pero
el fondo de su ensueno no es la gloria, sino la libertad, y no solo la
libertad suiza, sino la libertad de todos los hombres. De cuando en
cuando, levantase uno para mirar el mundo de lagos y praderas, pero
vuelve tristemente hacia sus companeros y suspira al decir: "Todavia
no." El dia de la gran liberacion no ha llegado. Esclavos aun, no han
dejado los pueblos de adorar el sombrero de sus amos.
CAPITULO XXII
#El hombre#
Esperemos, de todos modos, confiadamente: el dia grande vendra. Vanse
los dioses y llevanse consigo a los reyes, tristes representantes suyos
en la tierra. Aprende despacio el hombre a hablar el lenguaje de la
libertad: aprendera tambien a practicarla.
Las montanas que tienen, a lo menos, el merito de ser hermosas, forman
parte del numero de esos dioses que van perdiendo ya sus adoradores. Sus
truenos y sus aludes no son ya para nosotros los rayos de Jupiter: sus
nubes dejaron ya de ser los vestidos de Juno: ya subimos sin temor a los
valles altos, residencia de los dioses o guarida de genios. Las cumbres,
formidables en otro tiempo, son hoy atractivo de millares de trepadores
que han emprendido la tarea de que no quede penon ni campo de hielo
virgen de paso humano. En nuestras comarcas occidentales de Europa, casi
todas las cuspides han sido conquistadas sucesivamente: las de Asia,
Africa y America lo seran con el tiempo. Ya que ha terminado casi la era
de los grandes descubrimientos geograficos y se conoce la tierra en su
conjunto, salvo en algunos trechos, numerosos viajeros, obligados a
contentarse con gloria menor, disputanse la honra de ser los primeros en
subir a montanas aun no visitadas. Hasta a Groenlandia han ido a buscar
cimas desconocidas los aficionados a ascensiones.
Parece que muchos de esos que cada ano, en el buen tiempo, intentan
trepar a alguna cima alta y de dificil acceso, suben impulsados por
futil vanidad. Buscan, segun se dice, un medio penoso, pero seguro, de
que los periodicos repitan su nombre, como si con una ascension de esas
hicieran algo util a la humanidad. Llegados a la cumbre, redactan, con
las manos entumecidas por el frio, un acta de su gloria, destapan
ruidosamente botellas del espumoso vino, disparan pistoletazos como
verdaderos conquistadores y tremolan banderas freneticamente. Donde la
cima de la montana no esta revestida de nieve, colocan en ella un monton
de piedras, a fin de encontrarse a algunos centimetros mas
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