tros
ignoramos; porque en el mundo todos somos locos, los unos de los
otros[227].
El Cojuelo dijo:
--Quiero tomar tu consejo, porque, pues los demonios enloquecen, no hay
que fiar de si nadie.
--Desde vuestra primera soberbia--dijo don Cleofas--todos lo estais; que
el infierno es casa de todos los locos mas furiosos del mundo.
--Aprovechado estas--dijo el Cojuelo--, pues hablas en lenguaje
ajustado.
Con esta conversacion salieron de la casa susodicha, y a mano derecha
dieron en una calle algo dilatada, que por una parte y por otra estaba
colgada de ataudes, y unos sacristanes con sus sobrepellices[228]
paseandose junto a ellos, y muchos sepultureros abriendo varios
sepulcros, y don Cleofas le dijo a su camarada:
--?Que calle es esta, que me ha admirado mas que cuantas he visto, y me
pudiera obligar a hablar mas espiritualmente que con lo primero de que
tu te admiraste?
--Esta es mas temporal y del siglo que ninguna--le respondio el
Cojuelo--, y la mas necesaria, porque es la roperia de los agueelos,
donde[229] cualquiera, para todos los actos positivos[230] que se le
ofrece y se quiere vestir de un agueelo, porque el suyo no le viene bien,
o esta traido, se viene aqui, y por su dinero escoge el que le esta mas
a proposito. Mira alli aquel caballero torzuelo[231] como se esta
probando una agueela que ha menester, y esotro, hijo de quien el
quisiere, se esta vistiendo otro agueelo, y le viene largo de talle.
Esotro mas abajo da por otro agueelo el suyo, y dineros encima, y no se
acaba de concertar, porque le tiene mas de costa al sacristan, que es el
ropero. Otro, a esotra parte, llega a volver un agueelo suyo de dentro
afuera y de atras adelante, y a tremendallo con la agueela de otro. Otro
viene alli con la justicia a hacer que le vuelvan un agueelo que le
habian hurtado, y le ha hallado colgado en la roperia. Si hubieres
menester algun agueelo o agueela para algun credito de tu calidad, a
tiempo estamos, don Cleofas Leandro; que yo tengo aqui un ropero amigo
que desnuda los difuntos la primera noche que los entierran, y nos le
fiara por el tiempo que quisieres.
--Dineros he menester yo; que agueelos no--respondio el Estudiante--: con
los mios me haga Dios bien[232]; que me han dicho mis padres que
deciendo de Leandro el animoso, el que pasaba el mar de Abido
"en amoroso fuego todo ardiendo"[233],
y tengo mi ejecutoria en las obras sueltas de Boscan y Garcilaso[234].
--Contra hidalguia
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