tada del pernil de San Lorenzo el Real, diseno
de don Felipe II, y a mano derecha della esta el Alcazar, posada real y
antigua de los reyes de Castilla, fertil albergue de la primavera, de
quien es ilustrisimo Alcaide el Conde Duque de Sanlucar la Mayor, gran
Adtlante[450] del Hercules de Espana, cuya prudentisima cabeza es el
reloj del gobierno de su monarquia; que a no estar labrado el Buen
Retiro[451], fabrica de inimitable ejemplar por el edificio, los
jardines y estanques, tuviera este palacio sevillano la primacia de
todas las casas reales del mundo, poniendo en primer lugar el real salon
que la majestad del rey don Felipe IV el Grande ha copiado de su divina
idea, donde todas las admiraciones vienen cortas, y las mayores
grandezas enjaguadas[452]. Mas adelante esta la Casa de la Contratacion,
que tantas veces se ve enladrillada de barras de oro y de plata[453].
Luego esta la casa del bizarro Conde de Cantillana, gran cortesano,
galan y palaciego, airoso caballero de la plaza[454], credito de sus
aplausos y alegria de sus Reyes; que esto confiesan los toros de Tarifa
y Jarama cuando cumplen con sus rejones, como con la parroquia[455].
Luego esta, junto a la puerta de Jerez, la gran Casa de la Moneda, donde
siempre hay montones de oro y de plata[456], como de trigo, y junto a
ella, el Aduana, tarasca de todas las mercaderias del mundo, con dos
bocas, una a la ciudad y otra al rio, donde esta la Torre del Oro y el
muelle, chupadera de cuanto traen amontonado los galeones en los
tuetanos de sus camarotes. A mano derecha esta la puente de Triana[457],
de madera, sobre trece barcos. Y mas abajo, en el margen del celebrado
rio, las Cuevas, monasterio insigne de la Cartuja de San Bruno, que, con
profesar el silencio mudo, vive a la lengua del agua[458].
A estotra parte, sobre la orilla de Guadalquivir[459], esta Gelves,
donde todos los romances antiguos de moros[460] iban a jugar canas, y
hoy de sus ilustres condes[461] y del gran Duque de Veragua, hijo y
retrato de tan gran padre;
que es, para no tener a mundos miedo,
Portugal y Colon, Castro y Toledo[462].
--Soltaronsete--dijo don Cleofas--los consonantes, camarada.
--Cuidado fue, y no descuido--respondio el Cojuelo--, porque me deba mas
que prosa el dueno destas alabanzas.
Y prosiguio diciendo:
--Alli es el Alamillo, donde se pescan los sabalos[463], albures y
sollos, y mas abajo cae el Algaba, de los esclarecidos marqueses deste
titulo, d
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