en verso--dijo el Diablillo--no hay olvido ni
chancilleria que baste, ni hay mas que desear en el mundo que ser
hidalgo en consonantes.
--Si a mi me hicieran merced[235]--prosiguio don Cleofas--, entre
Salicio y Nemoroso[236] se habian de hacer mis diligencias, que no me
habian de costar cien reales; que alli tengo mi Montana, mi Galicia, mi
Vizcaya y mis Asturias[237].
--Dejemos vanidades agora--dijo el Cojuelo--: que ya se que eres muy
bien nacido en verso y en prosa, y vamos en busca de un figon, a
almorzar y descansar, que bien lo habras menester por lo trasnochado y
madrugado, y despues proseguiremos nuestras aventuras.
TRANCO IV
Dejemos a estos caballeros en su figon almorzando y descansando, que sin
dineros pedian las pajaritas que andaban volando por el aire[238] y al
fenix empanado[239], y volvamos a nuestro astrologo regoldano[240] y
nigromante enjerto, que se habia vestido con algun cuidado de haber
sentido pasos en el desvan la noche antes, y, subiendo a el, hallo las
ruinas que habia dejado su familiar en los pedazos de la redoma, y
mojados sus papeles, y el tal Espiritu ausente; y viendo el estrago y la
falta de su Demonuelo, comenzo a mesarse las barbas y los cabellos, y a
romper sus vestiduras[241], como rey a lo antiguo. Y estando haciendo
semejantes estremos y lamentaciones, entro un diablejo zurdo, mozo de
retrete de Satanas, diciendo que Satanas su senor le besaba las
manos[242]; que habia sentido la bellaqueria que habia usado el Cojuelo;
que el trataria de que se castigase, y que entre tanto se quedase el
sirviendole en su lugar. Agradecio mucho el cuidado el Astrologo y
encerro el tal espiritu en una sortija de un topacio grande, que traia
en un dedo, que antes habia sido de un medico, con que a todos cuantos
habia tomado el pulso habia muerto. Y en el infierno se juntaron entre
tanto, en sala plena, los mas graves jueces de aquel distrito, y
haciendo notorio a todos el delito del tal Cojuelo, mandaron despachar
requisitoria para que le prendiesen en cualquier parte que le hallasen,
y se le dio esta comision[243] a Cienllamas, demonio comisionario que
habia dado muy buena cuenta de otras que le habian encargado, y
llevandose consigo por corchetes a Chispa y a Redina, demonios a la
veinte[244], y subiendose en la mula de Linan[245], salio del infierno
con vara alta[246] de justicia en busca del dicho delincuente.
En este tiempo, sobre la paga de lo que habian almorzado habian teni
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