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que son los mayores ingenios que ha tenido el mundo, entre los cuales va
Homero, Pindaro, Anacreonte, Virgilio, Ovidio, Horacio, Silio Italico,
Lucano, Claudiano, Estacio Papinio, Juvenal, Marcial, Catulo, Propercio,
el Petrarca, Sanazaro, el Taso, el Bembo, el Dante, el Guarino, el
Ariosto, el caballero Marino, Juan de Mena, Castillejo, Gregorio
Hernandez, Garci Sanchez, Camoes y otros muchos que han sido en
diferentes provincias principes de la Poesia.
--Por cierto que han medrado poco--dijo el Estudiante--, pues no han
pasado de lacayos de la Fortuna.
--No hay en su casa--dijo el Cojuelo--quien tenga lo que merece.
--?Que escuadron es este tan lucido, con joyas de diamantes y cadenas y
vestidos lloviendo oro y perlas--prosiguio el Estudiante--, que llevan
tantos pajes en cuerpo que los alumbran con tantas hachas blancas, y
van sobre filosofos antiguos que les sirven de caballos, de tan malos
talles, que los mas son corcovados, cojos, mancos, calvos, narigones,
tuertos, zurdos y balbucientes?
--Estos son--dijo el Cojuelo--potentados, principes y grandes senores
del mundo, que van acompanando a la Fortuna, de quien han recibido los
estados y las riquezas que tienen, y, con ser tan poderosos y ricos, son
los mas necios y miserables de la tierra.
--iBuen gusto ha tenido la Fortuna, por cierto!--dijo don Cleofas--.
iBien se le parece[404] que tiene nombre de mujer: que escoge lo peor!
--Primero lo debieron a la naturaleza--respondio el Cojuelo, y prosiguio
diciendo--; Aquel gigante que viene sobre un dromedario, con un ojo, y
ese ciego, solamente, en la mitad de la frente, con un arbol en las
manos de suma magnitud, lleno de bastones, mitras, laureles, habitos,
capelos, coronas y tiaras, es Polifemo, que despues que le cego Ulises,
le ha dado la Fortuna a cargo aquella escarpia de dignidades, para que
las reparta a ciegas y va siempre junto al carro triunfal de la Fortuna,
que es aquel que le tiran cincuenta emperadores griegos y romanos, y
ella viene cercada de faroles de cristal, con cirios pascuales
encendidos dentro dellos, sobre una rueda llena de arcaduces de plata,
que siempre esta llenandolos y vaciandolos de viento, y esotro pie, en
el elemento mismo, que esta lleno de camaleones que le van dando
memoriales, y ella rompiendolos. Ahora vienen siguiendola sus damas en
elefantes, con sillones de oro sembrados de balajes, rubies y
crisolitos. La primera es la Necedad, camarera mayor suya, y aunque f
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