as, sin tocar al pelo de la ropa a
Marchena, habitacion noble de los duques de Arcos, marqueses que fueron
de Cadiz, de quien hoy es meritisimo senor el excelentisimo duque don
Rodrigo Ponce de Leon, en quien se cifran todas las proezas y grandezas
heroicas de sus antepasados, columbrando desde mas lejos a Villanueva
del Rio, de los marqueses de Villanueva, Enriquez y Riberas, y hoy de
don Antonio Alvarez de Toledo y Beamonte, marques suyo y duque de
Gueesca, heredero ilustre del gran Duque de Alba, Condestable de Navarra,
llegaron de un vuelo los dos pajarotes de camarada[393], no siendo esta
la mayor pareja que habian corrido, al pie de la cuesta de Carmona, en
su dilatada, fertil y celebrada vega, donde les anochecio, diciendole
don Cleofas al amigo:
--Camarada, descansemos un poco, que es mucho pajarear este, y nos
metemos a lechuzas silvestres; que la serenidad de la noche y el verano
brindan a pasalla en el campo.
--Soy de ese parecer--dijo el Cojuelo--: tendamos la raspa[394] en este
pradillo junto a este arroyo, espejo donde se estan tocando las
estrellas, porque aguardan a la madrugada visita del sol, Gran Turco de
todas esas senoras.
Y don Cleofas, poniendo el ferreruelo[395] por cabecera y la espada
sobre el estomago, acomodo el individuo, y estando boca arriba, paseando
con los ojos la boveda celestial, cuya fabrica portentosa al mas ciego
gentil obliga a rastrear que la mano de su artifice es de Dios, y de
gran Dios, le dijo al camarada:
--?No me diras, pues has vivido en aquellos barrios, si esas estrellas
son tan grandes como esos astrologos dicen cuando hablan de su magnitud,
y en que cielo estan, y cuantos cielos hay, para que no nos den
papillas[396] cada dia con tantas y tan diversas opiniones, haciendonos
bobos a los demas con lineas y coluros imaginados, y si es verdad que
los planetas tienen epiciclos, y el movimiento de cada cielo, desde el
primer movil al remiso y al trepidante, y donde estan los signos de
estos luceros escribanos, porque yo desengane al mundo y no nos vendan
imaginaciones por verdades?
El Cojuelo le respondio:
--Don Cleofas, nuestra caida fue tan apriesa, que no nos dejo reparar en
nada; y a fee que si Lucifer no se hubiera traido tras de si la tercera
parte de las estrellas[397], como repiten tantas veces en los autos del
Corpus, aun hubiera mas en que haceros mas garatusas la Astrologia. Esto
todo sea con perdon del antojo del Galileo[398] y el del gran don Juan
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