es de
los Chapines, que era un pobre que andaba arrastrando[569], y de la
cintura arriba muy galan, y estaba entreteniendo las damas, diciendo:
--Con vusia[570] me vengo, que esta mas bien parado.
Y a ninguno de los dos les habian las damas menester para nada.
La Postillona, llamada deste nombre porque pedia a las veinte[571]
limosna, no dejando calle ni barrio que no anduviese cada dia, tuvo
palabras con la Berlinga, tan larga como el nombre[572], que habia sido
senda de Esgueva a Zapardiel, sobre celos del Duque; y la Paulina[573],
que apellidaban ansi porque maldecia a quien no le daba limosna, se pico
con la Galeona, que llamaban desta suerte porque andaba artillada de
ninos que alquilaba para pedir, sobre haber dicho unas palabras
prenadas[574] al Marques, sin dar causa su senoria a ello, metiendose
la Lagartija y la Mendruga a revolverlas mas, y el Piedepalo a las
vueltas, con las Fuerzas de Hercules, que eran dos pobres, uno sobre
otro, que a no meterse Zampalimosnas, que era el garitero, de por medio,
y Pericon el de la Barquera, y Embudo el Temerario, Tragadardos,
Zancayo, Peruetano y Ahorcasopas, hubiera un paloteado[575], entre los
pobres y pobras, de los diablos. El Duque y el Marques interpusieron
sus autoridades, y para quietallo de todo punto inviaron por un
particular[576], que trujo luego Piedepalo, para pagarlo de
bonete[577], que fueron unos ciegos y una gaita zamorana que muy cerca
de alli se recogian, que fue menester pagarselo adelantado porque se
levantasen, y se concerto en treinta cuartos, y dijo el Duque que no se
habia pagado tan caro particular jamas, por vida de la Duquesa[578]. Y
al mismo tiempo que entro Piedepalo con el particular, se entro tras
ellos Cienllamas, con la vara en la pretina[579], y Chispa y Redina con
el, preguntando:
--?Quien es aqui el Diablo Cojuelo? Que he tenido soplo que esta aqui en
este garito de los pobres, y no me ha de salir ninguno deste aposento
hasta reconocellos a todos, porque me importa hacer esta prision.
Los pobres y las pobras se escarapelaron viendo la justicia en su
garito, y el verdadero Diablo Cojuelo, como quien deja la capa al toro,
dejo a Cienllamas cebado con el pobrismo, y por el caracolillo se
volvieron a salir del garito el y don Cleofas.
--Este es--dijo el Duque senalando a Piedepalo--; que nosotros, ni
hombres como nosotros, no hemos de defender de la justicia a hombres tan
delincuentes;--tomando venganza de algunos embustes que
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