, dichas con cierto despecho fueron bastantes a
fijar la atencion del interlocutor. Este no contesto ni pregunto mas
sobre el asunto que trataban; acercose a la dama, que se habia apartado
de el retrocediendo, y noto que lloraba. iOh confusion de confusiones!
--Pero ?que tiene usted, senora?--le dijo.--Nada, nada, nada--contesto
con una graduacion descendente. El ultimo _nada_ solo lo oyeron los
labios con que fue pronunciado.
--iUsted esta enferma y ha salido usted de su cuarto a esta hora! Eso no
es bueno, senora. Se va usted a poner peor.
--Es verdad, estoy enferma--dijo ella acercandose.ienferma para
siempre!
--iEnferma para siempre! Usted padece, y es, sin duda, por efecto de su
excesiva devocion. Usted aspira al cielo: ?a que otra cosa podia aspirar
un alma tan bella?
--Si--dijo Paula con voz muy triste:--no quiero mas que reposar en paz.
--iQue bella es la muerte!--dijo Lazaro pateticamente:--solo ella nos
puede consolar. Por mi parte, senora, le digo a usted con franqueza que
quisiera morirme en estos momentos.
--iMorir!-exclamo la devota con repentino arrebato de interes, y
acercandose mas, mucho mas al joven.--iMorir, no! Usted debe vivir.
Quien sabe lo que Dios le tiene a usted reservado en el mundo.
--?A mi?
--Si: tal vez dias de felicidad al lado de personas que le amen. iOh,
cuantos seres existiran tal vez que se crean felices solo con que usted
lo sea! Yo se que los habra.
--iQue buena es usted, senora!--repitio Lazaro.--Para mi no puede haber
nada de eso. O no merezco otra cosa, o estoy maldito de Dios.
--iAy! no diga usted tales cosas--exclamo ella, juntando las manos.
--Perdoneme usted, senora: no se lo que me digo. A pesar de todo, usted
me consuela, y hallo en su presencia no se que grata expansion. No
podre nunca olvidar que solo usted se atrevio a defenderme cuando todos
me acusaban.
Al decir esto, Lazaro no pudo menos de advertir que la santa dejo caer
pesadamente los brazos, y miro al cielo. Su rostro, de color suavemente
moreno y sin ningun matiz rojo en las mejillas, estaba en aquellos
momentos palido y sombreado por la proyeccion de sus cabellos, cuya
magnitud, belleza y negrura no era comparable sino a la intensidad
tenebrosa de sus ojos negros que, despues de la metamorfosis, habian
adquirido una expresion desconocida. No sabemos si fue efecto de la
casualidad o si lo hizo de intento; pero es lo cierto que, contra su
costumbre, tenia simplemente la cabeza cubiert
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