a con un panuelo, y que
durante el dialogo sus magnificos cabellos, tesoro disimulado por el
misticismo, se desataron y cayeron gradualmente por la espalda. Nunca
habia visto Lazaro una cabellera igual: parecia en la obscuridad de la
noche una toca negra que descendia hasta la cintura. Mientras hablaba,
la santa solia apartarse a un lado y otro de la frente las dos ramas
principales de aquel encanto, que nacio en aquella noche en el calor de
una confidencia apenas intentada. Lazaro, que observo largo rato a la
dama, noto que lloraba, y que, apartandose de el lentamente, se apoyo en
la pared con muestras de gran postracion y abatimiento.
--Pero usted llora--dijo, arrepentido de haber hablado tanto y
deteniendola;--usted esta muy agobiada. ?Por que no ha reposado usted?
--Yo no puedo reposar, yo no puedo dormir--murmuro la devota con voz mas
bronca y grave que de ordinario.
--?Por que salio usted a estas horas estando asi?
--Me ahogaba, y he tenido que salir a respirar el aire.
--Pero usted llora. Por Dios, ?que tiene Usted?
La enferma no contesto.
--?Esta usted muy enferma, muy enferma?--continuo Lazaro.
--Si--dijo ella de un modo imperceptible.
--?Hace mucho?--Hace poco.
--Senora, retirese usted, yo se lo suplico. Sus manos parecen de fuego,
su frente quema.
Lazaro le tomo las manos, y noto en ellas un calor excesivo; se atrevio
a ponerle la mano en la frente, y creyo tocar un cuerpo inflamado. Al
mismo tiempo la santa temblaba, como si su cuerpo recibiera la impresion
del hielo.
--Usted tiene frio, tiene convulsiones--dijo;--retirese usted.
Ella continuaba en la misma actitud; cerro los ojos como quien siente
un pesado sueno, e inclino la cabeza, buscando apoyo. Lazaro tuvo
miedo; estuvo por llamar; la asio por un brazo, y dispuesto a hacerla
retirar, le dijo:
--Vamos, senora, es muy tarde. Usted no se encuentra bien aqui. Vamos,
?quiere usted que se llame a algun medico?
--No--dijo ella, abriendo los ojos y mirandole con cierta ironia.--No:
?para que un medico?
--Su salud es muy preciosa--dijo Lazaro, por cuya cabeza paso
rapidamente una sospecha.--Conservela usted bien; sera siempre mi mayor
alegria saber que usted esta buena y disfrutando de la salud necesaria
para hacer el bien. No me voy de aqui sin la seguridad de que queda
usted enteramente buena.
--iMarcharse usted!--exclamo ella con un repentino movimiento que la
animo.--Si, marcharme.
--iUsted se va!--continuo con otr
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