ba dispuesta de
tal modo, que acercandose a la puerta se oia cuanto en los cuartos
inmediatos se hablaba. Todos sabemos los fines de la visita de
Bozmediano a las de Remolinos. Dona Rosalia lo adivino tambien, cuando,
poniendose en acecho, le vio pasar a la casa inmediata por una puerta
condenada que daba al desvan antiguo. Se callo y espero. Comprendio la
taimada que alli habia aventura amorosa, y en esto supo hallar un medio
feliz para su venganza. Vio entrar y salir a Bozmediano, y calculando
que aquella entrada fraudulenta se repetiria, espero a que se repitiera,
para ir inmediatamente, y mientras el joven estuviera dentro, a la casa
contigua a denunciar el hecho. El joven seria sorprendido, habria un
gran escandalo, se harian averiguaciones, ella declararia por donde
habria entrado, y catate a las Remolinas camino de la carcel en castigo
de su complicidad en aquel delito de escalamiento y abuso de confianza.
Espero un dia, dos, tres, hasta que viendo que la escena no se repetia,
resolvio en su alto criterio denunciar el hecho de una vez a la familia
interesada, no sea que, retardandolo, pudiera ser puesto en duda.
Pensado y hecho. Pusose un manton, bajo, entro en casa de las Porrenas,
toco, le abrieron, y se encaro con la faz majestuosa de Maria de la Paz
Jesus, que de muy mal talante le pregunto:
--?Que quiere usted?
--Venia a ver al amo de esta casa para decirle una cosa,--dijo
Rosalia entrando.
--iQue irreverencia!--penso Maria de la Paz, viendola entrar de
rondon.--Salome, una luz.
Anochecia, y con la obscuridad no podia la dama ver claramente el rostro
de la que la visitaba. Salome trajo un quinque a la sala, donde las dos
se personaron.
--?Que se le ofrece a usted?--pregunto Paz, midiendo con una mirada el
cuerpo de dona Rosalia.
--?Quien es el amo de esta casa?
--Yo soy--dijo Paz un poco alarmada con el misterio que parecia envolver
aquella inesperada visita.
--Pues vengo a decirla a usted ... ?usted no sabe lo que pasa?
--?Que pasa?--dijo Salome, creyendo que se hundia el techo.
--No se asuste usted, senora, porque al fin y al cabo, sabiendolo, se
puede evitar que vuelva a suceder.
--iPor Dios, expliqueme usted, senora!--dijo Paz, en el tono de la
impaciencia y la superioridad.
--Pues han de saber ustedes--dijo con misterio dona Rosalia,--que esta
casa... Pues ... les dire a ustedes: yo vivo en la casa de al lado en el
cuarto piso, y soy sastra, con perdon de ustedes, y coso
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