cultivo, no se ve agua
en parte alguna y, no obstante, ella es quien da a la tierra la frescura
y fecundidad; la que puebla los jardines de flores, arbustos y follaje;
la que multiplica las ramas dando asi a las umbrosas avenidas el
profundo misterio que nos encanta. Bajo otra forma, es tambien el agua
la que nos rodea y nos hechiza. A veces oimos a nuestros pies un
murmullo argentino como ruido de perlas rodando por el suelo; es la voz
del agua que corre por un canal subterraneo, y cuyos fugitivos reflejos
nos aparecen vagamente a traves de los intersticios de las losas. Cerca
de una casita, oculta bajo la verdura, un pequeno chorro de agua se
lanza al vacio descubriendo una curva que el viento ondula, y las
gotitas de niebla irisada caen a lo lejos sobre las flores como rocio de
diamantes.
CAPITULO XVI
#El molino y la fabrica#
El valiente arroyo no se limita solo a fertilizar nuestras tierras; sabe
tambien trabajar de otro modo cuando no se le emplea completamente en el
riego de los campos. Es un gran factor en nuestras empresas
industriales. Mientras su aluvion y sus aguas se transforman cada ano en
trigo por la maravillosa quimica del suelo, su corriente sirve para
convertir el grano en harina, lo mismo que podria amasar esta misma
harina para convertirla en pan si quisieramos confiarle este trabajo. Si
su masa liquida es suficiente, el arroyo sustituye con su fuerza la de
los brazos humanos para realizar todo lo que en otros tiempos hacian los
esclavos o las mujeres siervas de su brutal marido: monda el trigo,
muele los minerales, tritura la cal convirtiendola en mortero, prepara
el canamo y teje telas. Por eso el humilde molino, aun cuando su base
este carcomida y sus paredes pobladas de plantas parasitas, me inspira
veneracion; gracias a el, millones de seres humanos no estan ya tratados
como bestias de carga; han podido erguir la cabeza y ganar en dignidad
al mismo tiempo que en felicidad.
iQue recuerdo mas encantador conservamos del pequeno molino de nuestra
aldea! Estaba medio oculto, y tal vez lo este todavia, en un nido de
grandes arboles, alamos, chopos, nogales y sauces; a lo lejos se oia su
tic-tac, pero sin ver la casa, oculta por la vegetacion. Solo en
invierno, las paredes sucias y agrietadas se veian por entre las ramas
desprovistas de hoja; pero en cualquiera otra epoca del ano, para ver el
molino, habia que penetrar en la plazoleta que se extendia ante su
puerta, espantar el grupo
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