das, obstruidas por hierbas y maleza; por eso, los salvajes
utilizaban la superficie del arroyo para ascender o descender por su
cauce sobre el tronco de arbol vaciado que les servia de embarcacion.
En nuestros dias, gracias a las carreteras, caminos y sendas que
atraviesan nuestras campinas en todas direcciones, la navegacion seria
sobre el arroyo es cosa casi desconocida; solo se boga ya por el placer
de remar y sentirse balanceado muellemente por las rizadas ondas. Para
el hombre es este uno de los mas agradables recreos fisicos que pueda
proporcionarse. No nos es posible tener un ensueno de felicidad, sin
imaginarnos inmediatamente que flotamos con seres queridos en una barca
que surca las aguas impelida por remos que se sumergen acompasadamente.
Hasta cuando estamos solos, es una voluptuosidad real poder animar con
los brazos uno de esos barquitos afilados que cortan el agua con
agilidad de pez. Se cambia de punto a capricho; tan pronto nos acercamos
a una cascada, como descansamos en un charco tranquilo; aqui nos rozamos
con el cesped de la orilla, alla con el tronco de un sauce; se pasa de
la obscura avenida, negra de sombra, a la superficie salpicada de luces
que cae como lluvia a traves del follaje. Y ademas, ?no se forma un
mismo cuerpo con la barquilla, especie de extrano animal a la vez hombre
y delfin? Con sus largos remos, parecidos a poderosas aletas, se
producen remolinos en cada lado de la barca y se hace caer como lluvia
de perlas las gotas sobre la superficie del agua; a voluntad se abre el
liquido en surcos espumosos, y detras se deja una larga estela donde
vibra la luz serpenteando.
Desgraciadamente, sobre el arroyo las embarcaciones no se ven con
frecuencia. Apenas si barquichuelos de uno o dos remos se reflejan en
los remansos donde las aguas se acumulan antes de caer sobre las ruedas
de la fabrica y poner en movimiento muelas y engranajes. A veces suele
verse algun viejo barquillo atado con una cadenita a una rama
cualquiera, o a una estaca clavada en la orilla; casi siempre esta medio
sumergido en el agua; indudablemente en otro tiempo sirvio a algun
pescador, pero ahora sus tablas estan desunidas, el agua penetra por
todas partes y los unicos navegantes que se aventuran a utilizarla son
los malos estudiantes en los dias que hacen _novillos_; poniendo cada
uno de los pies sobre una de las bordas, adelantan con precaucion para
mantener el equilibrio; luego, apoyandose en el bichero, empujan la
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