entes cuya direccion suele ser inversa; unos
llevan el agua pura que va a ramificarse por las casas; otros el agua
sucia que sale de ellas. Como en el cuerpo animal, las arterias y las
venas se acompanan; un circulo no interrumpido se forma entra la
corriente que lleva la vida y la que produciria la muerte.
Desgraciadamente, el organismo artificial de las ciudades, esta lejos
todavia de parecerse por su perfeccion a los organismos naturales de los
cuerpos vivos. La sangre venosa, expulsada del corazon a los pulmones,
se renueva al contacto del aire; se limpia de todos los productos
impuros de la combustion interior, y, recibiendo de fuera el alimento de
su propia llama, puede emprender de nuevo su viaje desde el corazon a
las extremidades, llevando el calor de la vida desde las mayores a las
mas pequenas arterias. En nuestras ciudades, al contrario; cuerpo
informe donde se bosqueja la organizacion, el agua sucia continua
corriendo por las alcantarillas y va a enturbiar los rios, donde no se
purifica sino lentamente, cuando la industria humana no la recoge para
alimentar la ciudad entrando en la circulacion subterranea. Pero en esta
depuracion que la ciencia del hombre comete la torpeza de no llevar a
efecto, las fuerzas de la naturaleza trabajan de concierto con los
habitantes del agua. En las desembocaduras de las grandes
alcantarillas, donde no sumerge su avido anzuelo el pescador de cana,
multitud de peces, amontonados en verdaderos bancos como los arenques
del mar, se nutren con los restos del festin arrastrados por el cenagoso
torrente; el limo de las murallas, las margenes y las hierbas del fondo,
detienen tambien y hacen entrar en sus propias substancias el cieno que
las bana; los residuos mas pesados descienden y se mezclan con la grava
del fondo, los objetos flotantes son arrojados a la orilla o se detienen
en los bancos de arena; poco a poco el agua se clarifica; gracias a su
fauna y a su flora hasta se desembaraza de las substancias disueltas que
la desnaturalizan, y si en su curso no fuera ensuciada de nuevo por
otras impurezas arrastradas de otras ciudades, concluiria por volver a
su primitiva pureza antes de llegar al oceano.
En la ciudad futura, lo que aconseje la ciencia haran los hombres. Ya
muchas ciudades, sobre todo en la inteligente Inglaterra, ensayan
crearse un sistema arterial y venoso, funcionando con regularidad
perfecta y uniendose el uno al otro, de modo que se complete un pequeno
circuito
|