i en efecto, a pesar de las minuciosas
instrucciones de que me pertreche a la salida del lugar.
[Footnote 1: Litago. A small village of some 600 inhabitants,
situated in the province of Saragossa on the northern slope of the
Moncayo (see p. 8, note 1) to the west of the river Huecha, not far
from Alcala de Moncayo.]
[Footnote 2: Trasmoz. A small village of some 300 inhabitants,
situated in the province of Saragossa near the Moncayo and not far
from the river Huecha. It contains an ancient castle. See p. 13,
note 1.]
Ya enzarzado en lo mas espeso y fragoso del monte, llevando del
diestro la caballeria por entre sendas casi impracticables, ora por
las cumbres para descubrir la salida del laberinto, ora por las
honduras con la idea de cortar terreno, anduve vagando al azar un buen
espacio de tarde hasta que por ultimo, en el fondo de una cortadura
tropece con un pastor, el cual abrevaba su ganado en el riachuelo que,
despues de deslizarse sobre un cauce de piedras de mil colores, salta
y se retuerce alli con un ruido particular que se oye a gran
distancia, en medio del profundo silencio de la naturaleza que en
aquel punto y a aquella hora parece muda o dormida.
Pregunte al pastor el camino del pueblo, el cual segun mis cuentas no
debia distar mucho del sitio en que nos encontrabamos, pues aunque sin
senda fija, yo habia procurado adelantar siempre en la direccion que
me habian indicado. Satisfizo el buen hombre mi pregunta lo mejor que
pudo, y ya me disponia a proseguir mi azarosa jornada, subiendo con
pies y manos y tirando de la caballeria como Dios me daba a entender,
por entre unos pedruscos erizados de matorrales y puntas, cuando el
pastor que me veia subir desde lejos, me dio una gran voz
advirtiendome que no tomara la _senda de la tia Casca_, si queria
llegar sano y salvo a la cumbre. La verdad era que el camino, que
equivocadamente habia tornado, se hacia cada vez mas aspero y dificil
y que por una parte la sombra que ya arrojaban las altisimas rocas,
que parecian suspendidas sobre mi cabeza, y por otro el ruido
vertiginoso del agua que corria profunda a mis pies, y de la que
comenzaba a elevarse una niebla inquieta y azul, que se extendia por
la cortadura borrando los objetos y los colores, parecian contribuir a
turbar la vista y conmover el animo con una sensacion de penoso
malestar que vulgarmente podria llamarse preludio de miedo. Volvi pies
atras, baje de nuevo hasta donde se encontrab
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