e ya que yo vea la escena, con todos sus pormenores.) Quitase el
_sueste_, o sombrero embreado, de la cabeza; coloca sobre un arcon viejo
el impermeable de lona que llevaba al hombro, y cuelga de un clavo un
cesto cubierto con hule y lleno de aparejos de pescar. Su mujer desocupa
en una tartera desportillada un potaje de berzas y alubias, mal cocido y
peor sazonado; ponelo sobre el arcon, y junto a el un gran pedazo de pan
de municion. El Tuerto, sin decir una sola palabra, despues que sus
hijos han rodeado la tartera, empieza a comer el potaje con una cuchara
de estano. Su mujer y los chicuelos le acompanan, por turno, con otra de
palo. Concluyese el potaje. El Tuerto espera algo que no acaba de
llegar; mira a la tartera, despues al fondo de la olla vacia, y, por
ultimo, a su mujer. Esta palidece.
--?Onde esta la carne?--pregunta al cabo, con voz ronca, el pescador.
--La carne ...--tartamudea su mujer,--como ya estaba cerrada la tabla
cuando fui a buscarla, no la traje.
--iMentira!... Yo te di ayer al mediodia dos reales y medio para
comprarla, y la tabla no se cierra hasta las cuatro. ?Onde tienes el
dinero?...
--?El dinero?...; el dinero ... en la faltriquera.
--iBribona, tu la has hecho hoy ... y yo te voy a abrir en canal!--grita
exasperado el Tuerto al notar la turbacion, cada vez mas visible, de su
mujer.--A ver el dinero, digo, ipronto!
La interpelada saca, temblando, unos cuartos de su faltriquera, y sin
abrir toda la mano, se los ensena a su marido.
--iEsos no son mas que ocho cuartos ... y yo te deje veintiuno!... ?Onde
estan los otros?...
--Se me habran perdido...; que yo tenia los veintiuno esta manana....
--No puede ser: yo te di dos reales en plata.
--Es que ... los cambie en la plaza....
--?Que ha hecho tu madre esta manana?--pregunta rapido el Tuerto al
mayor de sus hijos, cogiendole por un brazo.
El chiquitin tiembla de miedo, mira alternativamente a su padre y a su
madre, y calla.
--iHabla pronto!--dice el primero.
--Es que me va a pegar madre si lo digo--contesta, haciendo pucheros, el
pobre chico.
--iEs que si callas te voy a deshacer yo la cara de una guanta!
Y el muchacho, que sabe por experiencia que su padre no amenaza en vano,
a pesar de las senas que le hace su madre para que calle, cierra los
ojos y dice rapidamente, como si le quemaran la boca las palabras:
--Mi madre trejo esta manana un cuartillo de aguardiente, y tiene la
botella escondia en el jergon
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