pitalario, y no habia
echado en saco roto que todo un personaje le hubiera reconocido a el,
con su corteza de campesino, al cabo de tantos anos de ausencia y sin
otro motivo que una frivola amistad de la infancia, tendiole los brazos
por toda contestacion, en los que estrecho al personaje, quien, en
premio de su carinoso ofrecimiento, y con la promesa de no serle
gravoso, si en ello no le ofendia, le anuncio que dejaba muy bien
recomendado su pleito y que contara con ganarle, deshechos algunos
enredos que dificultaban el triunfo de su causa, debidos a los manejos
de sus adversarios.
Este noticion colmo de entusiasmo a don Silvestre, que torno a abrazar a
su amigo, quejandose de que le hubiera creido capaz de cobrarle
pupilaje.
Pocos dias despues, salieron entrambos en una silla de posta, que debia
dejarlos algunas leguas antes de llegar al pueblo, pues el amigote de
don Silvestre queria hacer poco ruido para conservar el mas riguroso
incognito, a fin de gozar mas a sus anchas y en completa libertad todas
las delicias que se prometia de la vida campestre y descuidada.
Por eso se despidio de todos sus amigos y allegados para el Mediodia, y
no faltaron periodicos que anunciasen, con esa perspicacia y exactitud
que les son peculiares, su feliz llegada "a la ciudad de los Califas".
VII
Aquellos de mis lectores que hayan visitado el pais del _cuco_ despues
de haber vivido algun tiempo en la clasica Castilla, y especialmente los
que a esta ultima circunstancia reunan la de ser hijos de este poetico
suelo, me ahorrarian, de fijo, la pintura del efecto que en nuestros dos
personajes causo el aspecto de la Montana apenas hubieron perdido de
vista la ultima llanura torrida, monotona, infinita, de ese famoso
granero de Espana. Me la ahorrarian, digo, porque ellos habran sentido
lo mismo que don Silvestre y su amigo al acercarse a este bello rincon
del mundo por aquel camino. Pero como no todos los lectores se hallan en
igual caso, dire, solo para los que no conozcan esta comarca, que al
acercarse a ella despues de atravesar las planicies de Castilla o de la
Mancha, enfrente de tanta belleza se siente ... no tener cerca de uno a
todos los moradores de las grandes capitales del mundo civilizado,
orgullosos con sus prodigios de arte, para decirles:--"Mirad esa
naturaleza, y pasmaos, porque junto a ella, todo es pequeno y raquitico.
Ved aqui reunido y palpable cuanto de bello y fantastico ha cantado la
poesia."
Y,
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