nia este a semejante lenguaje, que ya no se
cansaba en contestarle siempre que con el le hablaba.
X
Las escenas del portal de la iglesia se repetian cada dia festivo, no
solamente en este sitio, sino en el _corro_, a donde iba el madrileno a
ver bailar y jugar a los bolos. Pero llego a notar este fanatico
personaje que el circulo de curiosos que siempre le envolvia era cada
vez mas estrecho; que entre los espectadores, antes mudos como estatuas,
habia muchos que se permitian sus _apartes_ intencionados y con
presunciones de graciosos; que los que este titulo llevaban entre los
convecinos, a trueque de conquistarse sus carcajadas, faltaban
_aliquando_ al de Madrid, siempre digno y prudente, con una grosera
impertinencia; que los chicuelos, que antes le contemplaban con la boca
abierta y las manos en los bolsillos del pantalon, se le acercaban hasta
tocarle con un dedo la cadena del relo, mientras a la descuidada
tentaban con la otra mano el pano de su levita, cuya finura les
admiraba; y, por ultimo, que las mozas del lugar, a quienes dirigia
delicadas galanterias y que al principio no se atrevian a mirarle a la
cara, le volvian ya cada fresca que le dejaba helado. De modo que,
despues de la metamorfosis de Galatea en novillo _uncidero_, dandose a
reflexionar durante la convalecencia del tabardillo sobre el caracter de
la gente del campo donde habitaba, a despecho de sus ilusiones se
concedio a si mismo que pedir prudencia, saber, dulzura y poesia a unos
seres cuya sociedad constante son las bestias, cuya educacion son las
rudas tareas del campo, y cuyas aspiraciones estan limitadas a salir del
ano sin morirse de hambre, es una exigencia que toca en lo ridiculo.
iHarto haran, los pobres, sabiendo saludar en turbio castellano!
Demasiado es en ellos esa suspicacia extremosa que forma su caracter,
primer testimonio de que no carecen de criterio. iOjala supieran
educarle, y entonces no emplearian aquella en dudar de todo el mundo, ni
se acarrearian esas guerras intestinas que los lleva a cada instante a
disputar sus derechos ante los tribunales de justicia, consumiendo en
empresas tales el fruto de sus faenas, mientras sus hijos se arrastran
desnudos, pidiendoles un pedazo de pan que no siempre reciben!
Merece consignarse otro de los incidentes que mas contribuyeron al
desencanto de nuestro personaje.
Departiendo una manana en el portal de la iglesia con el alcalde del
pueblo, brindose de muy buena gana a trae
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