lamo por telefono a la casa de Torrebianca. Cerca ya de
media noche le contestaron que el senor acababa de entrar, y Robledo
se apresuro a volver a la avenida Henri Martin.
Encontro a Federico en su biblioteca considerablemente avejentado,
como si las ultimas horas hubiesen valido para el anos enteros. Al ver
entrar a Robledo lo abrazo, buscando instintivamente un apoyo para
sostener su cuerpo desalentado.
Le parecia asombroso que pudieran soportarse tantas emociones en tan
poco tiempo. Por la manana habia sentido la misma impresion de
felicidad y confianza que Robledo ante la hermosura del dia. iDaba
gusto vivir!... Y de pronto el llamamiento por telefono, la terrible
noticia, la marcha apresurada al domicilio de Fontenoy, el cadaver del
banquero tendido en la cama y arrebatado despues por los que
intervienen en esta clase de muertes para hacer su autopsia.
Aun le habia causado una impresion mas dolorosa ver el aspecto de las
oficinas de Fontenoy. El juez estaba en ellas como unico amo,
examinando papeles, colocando sellos, procediendo a un registro sin
piedad, apreciandolo todo con ojos frios, recelosos e implacables. El
secretario del banquero, que habia llamado a Torrebianca por telefono,
hacia esfuerzos para ocultar su turbacion, y acogio la presencia de
este con gestos pesimistas.
--Creo que vamos a salir mal de esta aventura. El patron debia
habernos prevenido...
Paso Torrebianca el resto del dia buscando a otras personas de las que
habian colaborado con Fontenoy, cobrando grandes sueldos por figurar
como automatas en los Consejos de Administracion de sus empresas.
Todos se mostraban igualmente pesimistas, con un miedo feroz capaz de
toda clase de mentiras y vilezas contra los otros para conseguir la
propia salvacion.
Se quejaban de Fontenoy, al que habian alabado hasta pocas horas antes
para que les proporcionase nuevos sueldos. Algunos le llamaban ya
"bandido". Los hubo que, necesitando atacar a alguien para
justificarse, insinuaron sus primeras protestas contra Torrebianca.
--Usted ha dicho en sus informes que los negocios eran magnificos.
Debe haber visto con sus propios ojos lo que existe en aquellas
tierras lejanas, pues de otro modo no se comprende como puso su firma
en unos documentos tecnicos que sirvieron para infundirnos confianza
en los negocios de ese hombre.
Y Torrebianca empezo a darse cuenta de que todos necesitaban una
victima escogida entre los vivos, para que cargase con las t
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