la tierra natal por dos cuchilladas
mortales dadas a un amigo.
Llego a caballo, adivinando que el aviso del patron debia ser para un
viaje largo. Desmonto, y Pirovani fue a su encuentro, dandole
palmaditas en la espalda para hacer patente de este modo la confianza
afectuosa que ponia en el. Unas veces le llamaba "chileno" con tono
carinoso; otras, "roto", denominacion ironica que se da a si mismo el
populacho de Chile.
--Oye, roto; vas a ir a todo galope a la estacion. El tren para Buenos
Aires pasara antes de dos horas, y es preciso que no lo pierdas.
El _Fraile_, siempre impasible y sonriente, no pudo reprimir un gesto
de asombro al enterarse de que lo enviaban a Buenos Aires.
--Cuando llegues alla--continuo Pirovani--, entregaras esta lista a
don Fernando, mi representante. Tu lo conoces. Dile que haga las
compras en seguidita, que te entregue los paquetes, y tomas el tren
unas horas despues. Te doy cinco dias para ir y volver.
Puso el chileno un rostro grave al escuchar estas ordenes. Debia ser
una mision de gran importancia la que le confiaba su patron, y se
sintio orgulloso de que hubiese pensado en el.
Pirovani le entrego un punado de billetes de Banco para los gastos de
viaje y le dijo adios, volviendo la espalda con la gallardia de un
general que acaba de dictar la orden decisiva del triunfo.
Bajo el _Fraile_ los escalones, frunciendo su entrecejo con expresion
pensativa:
"Debe ser un pedido de herramientas muy urgentes para el trabajo...
Tambien es posible que me envie por dinero..."
Al ver que Pirovani se habia metido en su casa, no quiso buscar
mentalmente nuevas explicaciones y abrio el sobre que acababa de
recibir, empezando a leer su contenido en medio de la calle.
Sus ojos pasaron por varios renglones, sin comprenderlos.
"Una docena de frascos de "Jardin Encantado".
"Idem idem de "Ninfas y Ondinas".
"Seis docenas de cajas de jabon "Claro de Luna".
El capataz continuo la lectura de las diversas hojas que componian el
cuaderno. Al fin empezo a entender su texto, y esta comprension sirvio
para aumentar su asombro, iY para eso le enviaban a Buenos Aires, con
orden de volver inmediatamente!...
--iPadre San Francisco!--murmuro--. Esto no puede ser para una sola
hembra. Esto es para todo el haren del Gran Turco.
Pero como le placia el viaje a Buenos Aires, aunque solo quedase alla
unas horas, monto a caballo alegremente, saliendo a todo galope para
no llegar tarde a la estac
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