la mesa puesta. Al principio se lamento
Elena de la rusticidad de los platos y los cubiertos. Por iniciativa
suya, trajo la mestiza del "Almacen del Gallego" varios objetos
baratos, procedentes de Buenos Aires. Con esto y unas cuantas hierbas
ligeramente floridas, que los dos pajes cobrizos iban a buscar en la
ribera del rio, la mesa presentaba cada vez mejor aspecto. Se iba
notando en la casa la presencia de una mujer hermosa y elegante.
Una noche, mientras la cocinera traia el primer guiso, Elena se
despojo de una salida de teatro, que por ser algo vieja prestaba
servicios de bata. Al desprenderse de esta envoltura aparecio
descotada, con un traje de fiesta un poco ajado, pero todavia
brillante, recuerdo de sus tiempos felices.
Watson la miro con asombro, y Robledo hizo un gesto disimulado,
llevandose un dedo a la frente para indicar que la creia algo loca.
El marques permanecio impasible, como si nada de su mujer pudiera
causarle extraneza.
--Siempre he comido con traje descotado--dijo Elena--, y no veo la
razon de modificar aqui mis costumbres. Seria para mi un tormento.
Despues de la cena se desarrollaban largas conversaciones, en las
cuales la parte mayor correspondia a Robledo. Este hablaba con
predileccion de los hombres de vida interesante que habia visto
desfilar por "la tierra de todos". Muchos de ellos llevaban corrido
casi todo el planeta antes de llegar a la Patagonia; otros acababan de
huir de Europa, ansiosos de aventuras, para forjarse una nueva
existencia.
Al desembarcar en Buenos Aires les salian al encuentro los mismos
obstaculos del mundo que dejaban a sus espaldas. La gran ciudad era ya
vieja para ellos; abundaban los pobres en sus tugurios llamados
"conventillos"; resultaba tan dificil ganarse la vida en esta
metropoli como en Europa. Algunas veces aun era mayor la dificultad
que en el antiguo continente, por la gran concurrencia de
profesionales llegados de todas partes... Y se esparcian hacia los
sitios mas apartados de la Republica, invadiendo los territorios
todavia desiertos, donde se estaban realizando obras preparatorias
para la instalacion de las inmigraciones futuras.
--iLos tipos que he visto pasar por aqui en pocos anos!--continuaba
Robledo--. Una vez me interese por cierto peon que tenia la nariz roja
de los alcoholicos, pero guardaba en su persona un no se que revelador
de un pasado interesante.
Era una ruina humana; pero igual a los palacios en escombros, cuya
hist
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