arse en
el estribo ni pedir ayuda a nadie, se coloco de un salto sobre el
aparejo femenil, haciendo salir su caballo a todo galope hacia el rio.
No fue muy lejos. Se detuvo en el lado opuesto de un grupo de sauces,
donde encontro atado otro caballo con silla de hombre, el mismo que
montaba en la manana. Celinda, echando pie a tierra, se despojo de su
traje femenil, apareciendo con pantalones, botas de montar, camisa y
corbata varoniles. Sonreia de su desobediencia al "viejo", pues asi
llamaba ella a su padre, segun costumbre del pais.
Temia la posible extraneza de otro hombre y deseaba evitarla. Este
hombre la habia conocido siempre vestida de muchacho, tratandola a
causa de ello con una confianza amistosa. iQuien sabe si al verla con
faldas, lo mismo que una senorita, experimentaria cierta timidez,
mostrandose ceremonioso y evitando finalmente nuevos encuentros con
ella!...
Dejo su traje femenil sobre el caballo que la habia traido y monto
alegremente en el otro, oprimiendole los flancos con sus piernas
nerviosas, al mismo tiempo que echaba en alto el lazo atado a la
silla, formando una espiral de cuerda sobre su cabeza.
Galopo por la orilla del rio, junto a los anosos sauces que encorvaban
sus cabelleras sobre el deslizamiento de la corriente veloz. Este
camino liquido, siempre solitario, que venia de los ventisqueros de
los Andes junto al Pacifico, para derramarse en el Atlantico, habia
recibido su nombre, segun algunos, a causa de las plantas obscuras
que cubren su lecho, dando un color verdinegro a las aguas hijas de
las nieves.
El milenario rodar de su curso habia ido cortando la meseta con una
profunda hondonada de una legua o dos de anchura. El rio corria por
esta profundidad entre dos aceras formadas con los aportes de su
legamo durante las grandes inundaciones. Estas dos orillas desiguales
eran de tierra fertil y suelta, prodiga para el cultivo alli donde
recibia la humedad de las aguas inmediatas. Mas lejos se levantaba el
suelo, formando el acantilado amarillento de dos murallas sinuosas que
se miraban frente a frente. La de la izquierda era el ultimo limite de
la Pampa. En la orilla opuesta empezaba la meseta patagonica, de frios
glaciales, calores asfixiantes, huracanes crueles y aspera vegetacion,
que solo permite alimentarse a los rebanos cuando disponen de
extensiones enormes.
Toda la vida del pais estaba reconcentrada en la ancha hendidura
abierta por las aguas que forma la linea fronteri
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