os empuja para que rueden por la tierra entera vuelve a
acordarse de ellos. Saben que mas alla de la linea del horizonte se
levantan los Andes, y detras de la cordillera de los Andes esta Chile,
y despues la inmensidad del Pacifico con sus numerosas islas, y
todavia mas lejos, los interesantes paises del macizo asiatico...
Sienten el tiron de su mania ambulatoria que despierta. "Vamos a ver
todo eso." Y se echan la "lingera" al hombro, para volver a sufrir
hambres y fatigas, para morir en un hospital o abandonados en un
desierto... Y cuando no mueren y pueden seguir marchando detras de la
Ilusion que revolotea junto a sus ojos, vuelven por segunda vez a este
pais; pero es despues de haber dado la vuelta entera a la tierra.
Algunas noches los dos ingenieros hablaban de su propia existencia.
Watson tenia poco que contar. Educado en California, habia empezado su
vida profesional en las minas de plata de Mejico, donde aprendio el
espanol, continuandola despues en las del Peru. Finalmente habia
pasado a Buenos Aires, conociendo en esta ciudad a Robledo y
asociandose a el para la empresa de Rio Negro.
El espanol no gustaba de recordar su existencia antes de establecerse
en la Argentina. Habia intervenido en revoluciones que despreciaba,
mezclandose en ellas unicamente por una necesidad de accion. Habia
emprendido tambien prodigiosos negocios, viendose al final enganado y
robado, unas veces por sus companeros, otras por los gobiernos. Rudos
vaivenes de fortuna le habian hecho pasar de una abundancia absurda a
una miseria de vagabundo. Pero evitaba hablar de sus aventuras en
otros paises y sus relatos eran siempre sobre la vida que habia
llevado en Patagonia.
No podia olvidar un horrible sed sufrida en aquella altiplanicie que
empezaba al borde de la cortadura del rio Negro, extendiendose hasta
el estrecho de Magallanes. Fue cuando renuncio a servir al gobierno
argentino, lanzandose como ingeniero particular a la exploracion de
estas tierras solitarias, en busca de un buen negocio. Para evitarse
gastos habia emprendido la travesia del desierto con un solo peon
indigena y una tropilla de seis caballos del pais, capaces de
alimentarse con lo que encontrasen, sufridos animales que se iban
relevando en la tarea de llevar sobre sus lomos a los dos viajeros.
Contaba Robledo con el auxilio de un plano hecho por otros
exploradores, en el cual se marcaban las "aguadas", unicos lugares
donde los expedicionarios podian detenerse.
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