mbres. Al fin,
viendole tan abstraido, resolvio tomar pretexto de la proteccion que le
habia dispensado para hacer hablar a la muchacha.
--No tema usted nada--le dijo en voz baja, apartandose hacia la
ventana.--No ha recibido golpe ninguno. Esta aterrado por lo sorpresa y
la ira; pero se calmara.
--Si, se calmara ... un poco.
--Y se pondra contento.
--Contento, no.
--Cuidado: por usted no estara triste.
Esto, que podia pasar por una galanteria, no hizo efecto ninguno en
Clara. Volviose para mirar a Elias, que continuaba en la misma postura,
gesticulando a solas. De tiempo en tiempo proferia sus adjetivos
predilectos "iMalvados, perros!"
El militar arriesgo entonces la pregunta, y bajando mas la voz, y
apartandose hasta llegar al hueco de la ventana, dijo:
"Tal vez sera indiscrecion la pregunta que voy a hacerle a usted;
pero me disculpa el gran interes que por ese caballero me he tomado,
y el deseo de servirle bien en lo que pueda. ?Este senor esta en su
cabal juicio?"
Clara miro al militar con expresion de gran asombro; y como si la
pregunta fuera una revelacion, contesto:
--"?Loco?..." Y despues de una pausa, anadio encogiendose de
hombros: "No se."
La curiosidad del militar crecio.
--No lo tome usted a agravio; pero su conducta, sus palabras en aquella
pendencia, lo sombrio de su aspecto, lo que ahora acaba de decir, me
hacen creer que padece una enajenacion.
Clara miraba al joven con expresion que tenia algo de afirmativa.
--Yo no se--dijo al fin.--El pobrecito padece mucho. Yo tambien padezco
de verle. No esta nunca alegre: a veces creo que se me va a morir en un
arrebato de ira. Pasa las noches leyendo libros, escribiendo cartas, y a
veces habla consigo mismo como ahora. A Pascuala y a mi nos da mucho
miedo: la sentimos levantarse y pasear precipitadamente, dando vueltas
en este cuarto. De dia sale temprano, y esta fuera toda la noche.
El militar sintio aumentarse la compasion que Clara le inspiro desde el
principio, porque le parecia que aquella infeliz era una martir, que
sufria resignada los atropellos de un loco.
--Pero usted--dijo con el mayor interes, ?no es victima de sus
bruscos ademanes? ?No la maltrata a usted? Entonces seria cosa de
declararle rematado.
--?A mi? No--dijo Clara;--no me ha maltratado nunca.
Parecera extrano que Clara, sin conocer al militar, le hiciera
declaraciones que parecen de intima confianza; pero esto, que en
circunstancias ordinarias seri
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