oso sentimiento.
El pobre Lazaro estaba tan turbado, que se le figuraba que aquella
persona era una aparicion, un ser enviado del cielo para ampararle en
aquellos apurados momentos. Esperaba verla desaparecer al concluir su
mision, y la miraba con ese estupor silencioso que causa lo
sobrenatural y desconocido. No tenia antecedentes de aquella joven, ni
habia sospechado que existiera y se encontrara alli. Pero la imagen no
se desvanecia, y, por el contrario, continuaba viendola adornada con
todos los encantos fisicos y morales que pueden poseer los angeles de
este mundo.
No se hablo mas del asunto. Lazaro fue perdonado, pero no salio de sus
confusiones. Explicaronle quien era Clara y por que estaba alli; mas no
por eso pudo dominar el estudiante la respetuosa y fuerte sorpresa que
le habia producido.
Estuvo encogido y como asombrado todo el dia, y temblole la voz cuando
quiso hablar con ella, y se callo al fin por temor de decir mil
disparates. Al dia siguiente desperto con una alegria exaltada, a la que
sucedia bruscamente una tristeza sin igual. Su aturdimiento tomaba fases
muy diversas tan pronto se veia atacado de un apetito insaciable de
verbosidad que no podia contener; tan pronto hacia esfuerzos inauditos
para pronunciar una palabra, sin llegar a conseguirlo. Era un
polaticomano ferviente, y en Zaragoza se habia distinguido por sus
elocuentes arengas en los clubs, que le habian dado mucha celebridad; en
sus conversaciones privadas se expresaba tambien con mucho entusiasmo y
correccion pero esta vez de todo hablaba menos de politica. Parecia que
no existian ya para el ni la revolucion francesa, ni el _Emilio_, de
Rousseau, ni las _Carta de Talleyrand_, ni el Diccionario, de Voltaire.
Se habia olvidado de todo esto, y solo pensaba en la formula mas
expresiva y exacta para decirle a Clara que la habia visto en suenos
aquella noche. Recurrio al sistema de las circunlocuciones, penso
despues en decirlo a secas y sin ambajes, acordose de que las alegorias
se habian inventado para aquel caso, y probo todos los medios sin lograr
con ninguno su objeto.
Pasaron dos o tres dias sin que hallara un modo de ser explicito.
Cuando estaba solo, si; entonces hablaba, hablaba consigo mismo, y aun
parecias entablar misteriosos dialogos con aquel hermoso espiritu, que
encontraba siempre en todas partes, acompanandole en sus soledades e
insomnios; espiritu lleno de luz y con formas de mujer, que brotaba del
seno mismo de la no
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