joven no sabia que hacer para no salir. Miro
a Clara para ver si leia en sus ojos el deseo de que no se marchara;
pero ella manifestaba la mayor indiferencia, y hasta se habia adelantado
a abrir la puerta.
No habia mas remedio. El militar tendio una mano al realista, que alargo
dos dedos frios y huesosos, y salio de la sala; al llegar a la puerta,
quiso entablar de nuevo la conversacion; pero la reverencia que le hizo
la joven acabo de desesperarle. Salio, y se paro fuera otra vez.
--No olvide usted lo que le he dicho. Usted no puede vivir de esta
manara--dijo, bajando el primer escalon.--Es preciso que usted...
--iClara, Clara!--exclamo el fanatico desde dentro con voz fuerte."
Clara cerro la puerta, y el militar se quedo cortado y aturdido en la
escalera. Su primer intento fue llamar otra vez, llamar hasta que ella
saliera; pero reflexiono en lo imprudente de semejante conducta. Bajo
con lentitud.--?Que misterio hay en esta casa?--decia para si.--Al
hallarse en la calle, sintio mas viva su curiosidad, y la compasion
hacia la joven era mas intensa.--?Es su hija, es su mujer, es su
sobrina, es su protegida?--exclamo.--iOh! No es posible renunciar a
saber los secretos de esta casa. ?Como renunciar a oirlos de la boca de
Clara, que los contaba con tanta ingenuidad?
Anduvo un buen trecho por la calle, y se paro, miro a la casa. Ella
misma no me recibira--dijo:--esto ha sido una casualidad. Y si vuelvo
?con que pretexto?... iCuanto debe padecer esa infeliz! Tiene cara de
sufrir mucho ... en compania de esa fiera, sin ver a nadie ni hablar
con nadie....
Maquinalmente se dirigio otra vez a la casa, y continuando su
soliloquio, decia:--Tal vez la rina por haber hablado conmigo; tal vez,
aparentando distraccion, oyo cuanto me dijo, se habra ofendido y la
maltratara.
Entro, subio, procurando no ser sentido. Llego a la puerta y se detuvo.
Su mano torno maquinalmente el cordon de la campanilla. Si hubiera
sentido el menor rumor de disputa; si hubiera sentido la voz agria del
viejo, habria llamado con todas sus fuerzas. Pero nada sintio; aplico el
oido. Un silencio sepulcral reinaba en la casa. De repente sintio una
voz de mujer que cantaba, sintio pasar una persona rapidamente por el
pasillo en que estaba la puerta; sintio el ruido del traje, rozando con
las paredes al correr, y sintio la voz, la voz que, al pasar tan cerca,
resono con timbre delicado y expresivo. Era Clara, que cantaba y corria.
?Era acaso feliz? N
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