que eran senales de que aquel nino seria pasmo y gloria
del universo mundo. La conjuncion significaba que dos naciones se
unirian contra el; el cometa que el los venceria a todos, y el anillo de
la luna a cualquiera se le alcanzaba que era signo de la inmortalidad.
"Porque--decia don Pablo (que asi se llamaba el boticario)--a mi no se
me escapa nada en esto de circulos celestiales; y cosa que yo barrunto,
ello ha de ser verdad, como esto es chocolate."
Efectivamente: chocolate, y del mejor de Torroba, era el que durante los
solemnes augurios tomaba, merced a la gratitud generosa de los Orejones.
En el bautismo hubo un holgorio que dejelo usted estar. Hubo en gran
abundancia vino aragones, grandes ensaimadas, bollos de a cuarta,
hogazas de a media vara, gran pierna de carnero, pimientos riojanos y
unos bizcochos como el puno, fabricados por las monjas del Carmen
Descalzo de Daroca. El mas obsequiado era don Pablo a causa de sus
augurios, que el consideraba dignos de grabarse en bronces y pintarse en
tablas. Entusiasmado por la generosidad con que pagaban sus trabajos
astronomicos, compuso una decima en que llamaba a los Orejones
_protectores de la ciencia_.
El nino crecia. Inutil es decir que durante su infancia parecian
adquirir fundamento las esperanzas de sus padres. iQue precocidad! Todo
lo que el nino hacia era prodigioso nunca visto ni oido. Abria la boca
para articular una silaba: ya habia dicho una sentencia. ?Pedia la teta?
Aquello era, segun la opinion del astrologo, un incomprensible aforismo.
Pasaban dos, cuatro y seis anos, y con la edad crecia la fama del joven
Orejoncito.
?Sabe usted lo que he visto, senora Nicolasa?--decia el farmaceutico
un dia con cierto tono de misterio que asusto a la buena mujer.
--?Que hay, senor don Pablo Bragas?
--Que Elisico estaba ayer jugando con unas gallinas, y les pegaba a los
pollos con una cana, que a ser manejada por mas fuertes manos, no les
dejara con vida. "Muchacho, le dije: ?por que castigas a esos
animalejos?" "Porque son pollos, contesto, y los quiero matar."--"?Y que
te han hecho, verduguillo."--"Les estoy mandando que digan _pio_, y no
quieren." Vea, usted, senora dona Nicolasa, vea usted. Esto esta fuera
de lo comun, por la sentencia y el gran tuetano que encierra: _Quia
pulii sunt_. Lo mismo dijo el Dialectico cuando zurraba a los
jansenistas: _Quia, heretici sunt!_
Dona Nicolasa Paredes, dicho sea en honor de la verdad, no comprendia
muy bien
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