rrogo, mirandole por encima de las
gafas.
--Esto--contesto laconicamente Pipa, depositando el genero sobre una
mesa.
El mercader de estopas y de cobre lo miro un instante como para
evaluarlo, y saco del bolsillo, con mano torpe y perezosa, media peseta
que dio al raquero.
--?No echa mas usted?--dijo este contemplando la moneda.
--Nada mas.
--iAy, que contra!... iPues si el escoplo solo vale medio chule!
--?Si?--gruno el comprador;--ipues descuidate y veras si te llevo al
Capitan del puerto, tunante!
Pipa comprendio que mas valia callar que comparecer ante tan encopetado
personaje. Asi es que tomo la moneda, enseno la lengua al de las gafas
... y, a ser tan buen negociante como raquero, hubiera podido
comprender, a la sola consideracion del contrato que acababa de hacer,
que, sabiendo comprar, hasta la estopa, bien exprimida, arroja productos
de oro. Pero ni el nene habia sonado jamas con la piedra filosofal, ni
reparaba en los rendimientos de sus empresas cuando maldito el capital
arriesgaba en ellas. Por eso salio muy ufano a la calle, reunio a los
suyos, contolos uno a uno, miro a Cafetera con un poquillo de ternura, y
con otra sena muy expresiva los arrastro a todos a la taberna de
enfrente, en la que entro gritando:
--iSeis tazas de cafe y seis copas de anisao!
Cuando los granujas trasegaron a sus estomagos, en dos sorbos, las
pocimas infames que les sirvio el tabernero, pago Pipa el gasto con la
media peseta, mas un cuarto que saco de un pliegue de su mugriento
gorro, y salieron todos a la calle. En ella formaron circulo, y el
capitan, despues de escupir contra la cara del mas inmediato, echo mano
a Cafetera y asi le hablo:
--Ya sabes, nene, donde se compra cuanto se apanda. Mucho ojo y mucha
vela. En un apuro, cuenta con nosotros. Raquear, a barredera, y mejor el
cobre que el chicote. Si ves que andan las _chapas_, al vuelo ... y
aprieta a correr. Si hay _cane_, orza y arria la mayor...; y avisa
cuando haya trigo, que ya sabes como se gasta.
Callo Pipa, miro a Cafetera que le escuchaba muy serio, y arrimandole un
puntapie por la popa,--iA vivir!--le dijo.--Y se disolvio el corro,
marchandose cada quisque por donde quiso.
III
Bien enterado Cafetera de los azares y estatutos de su nueva profesion,
no quiso lanzarse a ella sin prevenirse antes contra las eventualidades.
Al efecto, logro colocarse en uno de los botes del servicio publico.
Era de su incumbencia achicar el agua; co
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