s la leccion que han de
dar mas tarde en la mesa presidencial que ocupa el maestro, cuya diestra
no suelta la tremenda palmeta de cinco agujeros.
No bien asomamos las narices a la puerta, calla el discordante y
atronador coro que forman los granujas lectores, quitase el maestro las
gafas, ponese de pie, hacen lo propio sus discipulos, y todos a la vez,
hincando una rodilla en tierra, exclaman a grandes voces:--iAlabado sea
el Santisimo Sacramento del Altar!
Repuesto el indulgente lector de la sorpresa que le habra causado tan
extrana salutacion, llegamos a la escalerilla, cuya puerta nos abre,
entre mil reverencias, el sanguinario pedagogo; subimos media docena de
toscos escalones, y entramos al fin en una pequena sala donde nos
hallamos al conocido alcalde de los largos colmillos, sentado ante la
unica mesa que alli hay, y a su derecha, pero de pie y a respetuosa
distancia, al alguacil del concejo. En un banco cercano estan sentados
Cleto Rejones y el tio Merlin, con su habitual expresion de _travesura_.
De pie, y retratadas en su semblante la indignacion y la repugnancia que
la escena le produce, el madrileno, junto a su fiel amigo don Silvestre,
que participa, por simpatia, de la situacion moral del primero.
Oigamos lo que alli pasa.
EL ALCALDE.--Supuesto que ya estamos reunidos, vamos a dar principio al
juicio. (_Al alguacil_.) Llama al senor Maestro. (_Vase el alguacil y
sube a poco rato acompanado del Maestro, que se coloca en su puesto de
secretario_.) Hable, pues, Cleto Rejones, y diga, exponga, relate, y
cuente lo que pide, quiere o solecita del senor demandado aqui presente.
Pero primeramente, ?Cleto Rejones trae su hombre bueno?
EL TIO MERLIN.--(_Inclinandose respetuosamente_.) Para servir a Dios y a
ustedes.
ALCALDE.--Por muchos anos.--En cuanto a este caballero, ya veo que le
acompana don Silvestre.... Conque, adelante. Y digo: exponga Cleto
Rejones....
CLETO.--Tocante a eso, digo, senor alcalde....
ALCALDE.--Calle uste el pico.
CLETO.--De modo que como uste me manda....
ALCALDE.--Mando, si; pero en acabando yo de hablar. Exponga Cleto
Rejones su particular.
CLETO.--?Hablo?
ALCALDE.--iBarbaro! ?Pues no me oyes?...
CLETO.--De modo que como uste me dijo....
ALCALDE.--?Cantas..., o te condeno?
CLETO.--Pos canto y digo.--Yo tengo, _en_ primeramente, un gueerto
cerrado sobre si y a pare seca. Resulta de que esta pare del gueerto que
yo tengo, se vino abajo por un lado, quedo un
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