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etira de la heredad; y como la
operacion es muy pesada para poca gente, es ya costumbre que se reuna
toda la que quiera del pueblo, sin mas retribucion que un _maquilero_ de
castanas cocidas y un vaso de vino o de aguardiente, y a veces una sola
de las dos cosas, para deshojar una cosecha en una noche, o en dos a lo
sumo.
El silencio impuesto por la llegada de don Silvestre y su amigo, volvio
a alterarse en breve, en cuanto el ultimo, siempre propenso a gozar con
tales cuadros, se mostro muy satisfecho en medio de la concurrencia, y
le dirigio algunas palabras en son de broma. Fraccionose, pues, el
circulo en secciones; y en una se contaba el cuento de _Juan del Oso_,
en la otra se criticaba, en esta se cantaba y en aquella se hablaba de
la cosecha, sin que faltasen manotazos o coscorrones por aqui y por
alla, pues aquellos mozos tambien eran de carne y hueso, y no siempre,
buscando una panoja oculta entre las hojas apiladas, topaban con ella al
momento y sin tropezar antes con tal cual pantorrilla extraviada, cuya
duena, aunque con la risa en los labios, protestaba con el puno cerrado
contra la equivocacion.
Hacia un rato que la deshoja estaba en plena efervescencia, cuando una
voz grito: "ila _mona!_"; y esto basto para que las mujeres se
alborotaran y chillasen, y para que los hombres se pusieran en actitud
de defensa.
El forastero, pensando que se trataba del cuadrumano de aquel nombre,
miraba a todas partes con avida curiosidad, en tanto reia a sus anchas
el bonachon de don Silvestre, quien al cabo explico a su amigo lo que
aquella voz significaba.--Llamase _mona_ a una gran bolsa o
protuberancia que sale a algunos maices en el tallo, y que despues de
seca se convierte en un deposito de polvo negro y pegajoso; bolsa que
suelen guardar cuidadosamente los aldeanos al coger el maiz, para untar
con ella en la deshoja la cara del mas cercano, cuando mas descuidado
este.
Produjose la alarma de costumbre; pero la mona no parecio por ninguna
parte. Un moceton colorado y mofletudo, que no pudo ver con calma a un
rustico Tenorio (pues tambien los hay en el campo) charlando mas de lo
regular con una moza a quien el galanteaba, era el que habia gritado con
la intencion de interrumpir el amoroso coloquio, ya que no habia podido
conseguirlo de otra manera, por hallarse colocado muy lejos de la
amartelada pareja.
--iDiez y _tarja_!--canto la voz de un hombre que, llegando a la puerta
de la bodega, cruzo con una raya d
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