bel debia volver al ingenio, y antes quiso cumplir
su promesa. Fue alla--un miserable departamento de arrabal.--La senora
de Arrizabalaga lo recibio, mientras Lidia se arreglaba un poco.
--iConque once anos!--observo de nuevo la madre.--iComo pasa el
tiempo! iY usted que podria tener una infinidad de hijos con Lidia!
--Seguramente--sonrio Nebel, mirando a su rededor.
--iOh! ino estamos muy bien! Y sobre todo como debe estar puesta su
casa... Siempre oigo hablar de sus canaverales... ?Es ese su unico
establecimiento?
--Si,... en Entre Rios tambien...
--iQue feliz! Si pudiera uno... Siempre deseando ir a pasar unos
meses en el campo, y siempre con el deseo!
Se callo, echando una fugaz mirada a Nebel. Este con el corazon
apretado, revivia nitidas las impresiones enterradas once anos en
su alma.
--Y todo esto por falta de relaciones... iEs tan dificil tener un amigo
en esas condiciones!
El corazon de Nebel se contraia cada vez mas, y Lidia entro.
Estaba tambien muy cambiada, porque el encanto de un candor y una
frescura de los catorce anos, no se vuelve a hallar mas en la mujer de
veintiseis. Pero bella siempre. Su olfato masculino sintio en la mansa
tranquilidad de su mirada, en su cuello morbido, y en todo lo
indefinible que denuncia al hombre el amor ya gozado, que debia
guardar velado para siempre, el recuerdo de la Lidia que conocio.
Hablaron de cosas muy triviales, con perfecta discrecion de personas
maduras. Cuando ella salio de nuevo un momento, la madre reanudo:
--Si, esta un poco debil... Y cuando pienso que en el campo se
repondria en seguida... Vea, Octavio: ?me permite ser franca con
usted? Ya sabe que lo he querido como a un hijo... ?No podriamos pasar
una temporada en su establecimiento? iCuanto bien le haria a Lidia!
--Soy casado--repuso Nebel.
La senora tuvo un gesto de viva contrariedad, y por un instante su
decepcion fue sincera; pero en seguida cruzo sus manos comicas:
--iCasado, usted! iOh, que desgracia, que desgracia! iPerdoneme, ya
sabe!... No se lo que digo... ?Y su senora vive con usted en
el ingenio?
--Si, generalmente... Ahora esta en Europa.
--iQue desgracia! Es decir... iOctavio!--anadio abriendo los brazos con
lagrimas en los ojos:--a usted le puedo contar, usted ha sido casi mi
hijo... iEstamos poco menos que en la miseria! ?Por que no quiere que
vaya con Lidia? Voy a tener con usted una confesion de madre--concluyo
con una pastosa sonrisa y bajando la voz:
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