ndarle. Unos son incitados al juego, otros al dinero, y asi de
muchas maneras nos arrastra el Genio y Natural a varias cosas, que
insensiblemente nos corrompen. Feliz aquel que por su genio se ve
incitado a la virtud. La buena educacion, la Logica, el estudio de las
Artes y Ciencias, los loables exemplos, el cuidado de pensar y juzgar
bien, son los medios mas a proposito para dirigirse con acierto y
enderezar el Genio. Hasta aqui hemos dicho los afectos del animo, que
necesariamente se excitan a la vista de los objetos que se proponen al
entendimiento: resta ahora manifestar, que con las operaciones del
juicio anda junta la _libertad_, que es la alhaja mas preciosa que el
Cielo ha concedido a los hombres. Es asi, que conocidas las cosas por la
razon, puede el hombre determinarse a quererlas o desecharlas, y a ir en
busca o en fuga de ellas. Esta potencia libre se llama en Griego [Griego:
_thaelaema_]: en Latin _voluntas_: en Castellano _voluntad_. Dicese
potencia ciega, porque nunca obra sin preceder la luz del entendimiento,
por donde es verdadero el principio de las Escuelas: _nihil volitum quin
praecognitum_: es decir, nada puede querer la voluntad sin que la
ilumine el conocimiento. Si el juicio es recto, y el hombre le sigue en
el determinarse a buscar los objetos, o a desecharlos, entonces hace
buen uso de su libertad; si no le sigue es al contrario: y si el juicio
no esta bien formado, yerra la voluntad por yerro del entendimiento, que
es lo que regularmente suele suceder. Con que dos cosas debe hacer el
que quiere acertar: la una dirigir bien los actos mentales, rectificar
el juicio, perficionar la razon: la otra sujetar su voluntad, no a lo
que sugiere el amor propio y las pasiones, sino al dictamen de la razon
bien ordenada. Esto basta para el uso de la Logica: los que quieran
instruirse mas, lo podran hacer con la Filosofia Moral.
CAPITULO V.
_Del uso de las Potencias mentales._
[13] Tres cosas me propongo manifestar en este capitulo: la primera,
como percibimos los objetos corporeos: la segunda, como conocemos los
espirituales: la tercera, como se ha de conocer el predominio de cada
potencia. El alma, durante la vida, esta tan estrechamente unida al
cuerpo, que no puede sin el exercitar sus propias y naturales potencias.
No entienden bien la constitucion del hombre los que atribuyen al alma
operaciones intelectuales totalmente independientes del cuerpo, pues no
pudiendo jamas pensar, discurrir, ni
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