he pasado todo el dia preguntandome como un idiota
que relacion puede existir entre la enfermedad gravisima de una
hermana de Funes, que apenas me conoce, y yo, que la conozco apenas.
* * * * *
Vengo de lo de Funes. Es la cosa mas extraordinaria que haya visto en
mi vida. Metempsicosis, espiritismos, telepatias y demas absurdos del
mundo interior, no son nada en comparacion de este mi propio absurdo
en que me veo envuelto. Es un pequeno asunto para volverse
loco. Vease:
Fui a lo de Funes. Luis Maria me llevo al escritorio. Hablamos un
rato, esforzandonos como dos zonzos, puesto que comprendiendolo asi
evitabamos mirarnos, en charlar de bueyes perdidos. Por fin entro
Ayestarain, y Luis Maria salio, dejandome sobre la mesa el paquete de
cigarrillos, pues se me habian concluido. Mi ex condiscipulo me conto
entonces lo que en resumen es esto:
Cuatro o cinco noches antes, al concluir un recibo en su propia casa,
Maria Elvira se habia sentido mal--cuestion de un bano demasiado frio
esa tarde, segun opinion de la madre. Lo cierto es que habia pasado la
noche fatigada, y con buen dolor de cabeza. A la manana siguiente,
mayor quebranto, fiebre; y a la noche, una meningitis, con todo su
cortejo. El delirio, sobre todo, franco y prolongado a mas no pedir.
Concomitantemente, una ansiedad angustiosa, imposible de calmar. Las
proyecciones sicologicas del delirio, por decirlo asi, se erigieron y
giraron desde la primera noche alrededor de un solo asunto, uno solo,
pero que absorbe su vida entera. Es una obsesion--prosiguio
Ayestarain,--una sencilla obsesion a 42 deg.. Tiene constantemente fijos
los ojos en la puerta, pero no llama a nadie. Su estado nervioso se
resiente de esa muda ansiedad que la esta matando, y desde ayer hemos
pensado con mis colegas en calmar eso... No puede seguir asi. ?Y sabe
Vd.--concluyo--a quien nombra cuando el sopor la aplasta?
--No se...--le respondi, sintiendo que mi corazon cambiaba bruscamente
de ritmo.
--A Vd.--me dijo, pidiendome fuego.
Quedamos, bien se comprende, un rato mudos.
--?No entiende todavia?--dijo al fin.
--Ni una palabra...--murmure aturdido, tan aturdido, como puede
estarlo un adolescente que a la salida del teatro ve a la primera gran
actriz que desde la penumbra del coche mantiene abierta hacia el la
portezuela... Pero yo tenia ya casi treinta anos, y pregunte al
medico que explicacion razonable se podia dar de eso.
--?Explicacion?
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