Un mes mas transcurrido. iPensar que la madre, Angelica y Luis Maria
estan para mi ahora llenos de poetico misterio! La madre es, desde
luego, la persona a quien Maria Elvira tutea y besa mas intimamente.
Su hermana la ha visto desvestirse. Luis Maria, por su parte, se
permite pasarle la mano por la barbilla cuando entra y ella esta
sentada de espaldas. Tres personas bien felices, como se ve, e
incapaces de apreciar la dicha en que se ven envueltos.
En cuanto a mi, me paso la vida llevando cigarros a la boca como quien
quema margaritas: ?me quiere? ?no me quiere?
Despues del baile en lo de Pena, he estado con ella muchas veces--en
su casa, desde luego, todos los miercoles.
Conserva su mismo circulo de amigos, sostiene a todos con su risa, y
flirtea admirablemente cuantas veces se lo proponen. Pero siempre
halla modo de no perderme de vista. Esto cuando esta con los otros.
Pero cuando esta conmigo, entonces no aparta los ojos de ellos.
?Es esto razonable? No, no lo es. Y por eso tengo desde hace un mes
una buena laringitis, a fuerza de ahumarme la garganta.
Anoche, sin embargo, he tenido un momento de tregua. Era miercoles.
Ayestarain conversaba conmigo, y una breve mirada de Maria Elvira,
lanzada hacia nosotros por sobre los hombros del cuadruple flirt que
la rodeaba, puso su esplendida figura en nuestra conversacion.
Hablamos de ella, y fugazmente, de la vieja historia. Un rato despues
se detenia ante nosotros.
--?De que hablan?
--De muchas cosas; de Vd. en primer termino--respondio el medico.
--Ah, ya me parecia...--Y recogiendo hacia ella un silloncito romano,
se sento cruzada de piernas, el busto tendido adelante, con la cara
sostenida en la mano.
--Sigan; ya escucho.
--Contaba a Duran--dijo Ayestarain,--que casos como el que le ha
pasado a Vd. en su enfermedad, son raros, pero hay algunos. Un autor
ingles, no recuerdo cual, cita uno. Solamente que es mas feliz que
el suyo.
--?Mas feliz? ?Y por que?
--Porque en aquel no hay fiebre, y ambos se aman en suenos. En cambio,
en este caso, Vd. era unicamente quien amaba...
?Dije ya que la actitud de Ayestarain me habia parecido siempre un
tanto tortuosa respecto a mi? Si no lo dije, tuve en aquel momento un
fulminante deseo de hacerselo sentir, no solamente con la mirada.
Algo, no obstante, de ese anhelo debio percibir en mis ojos, porque se
levanto riendo:
--Los dejo para que hagan las paces.
--iMaldito bicho!--murmure, ya tranquilo cu
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