la noche
anterior, y que no pensaba ir mas.
Ayestarain me miro fijamente:
--?Por que? ?Que le pasa?
--Nada, sino que no creo sinceramente ser necesario alla... Digame:
?Vd. tiene idea de lo que es estar en una posicion humillantemente
ridicula; si o no?
--No se trata de eso...
--Si, se trata de eso, de desempenar un papel estupido... iCurioso que
no comprenda!
--Comprendo de sobra... Pero me parece algo asi como...--no se
ofenda--cuestion de amor propio.
--Muy lindo!--salte--iAmor propio! iY no se les ocurre otra cosa! iLes
parece cuestion de amor propio ir a sentarse como un idiota para que
me tomen la mano la noche entera ante toda la parentela con el ceno
fruncido! Si a Vds. les parece una simple cuestion de amor propio,
arreglense entre Vds. Yo tengo otras cosas que hacer.
Ayestarain comprendio al parecer la parte de verdad que habia en lo
anterior, porque no insistio, y hasta que se fue no volvimos a hablar
de aquello.
Todo esto esta bien. Lo que no lo esta tanto es que hace diez minutos
acabo de recibir una esquela del medico, asi concebida:
_Amigo Duran:
Con todo su bagaje de rencores, nos es indispensable
esta noche. Supongase una vez mas que Vd. hace de
cloral, brional, el hipnotico que menos le irrite los
nervios, y vengase_.
Dije un momento antes que lo malo era la precedente
carta. Y tengo razon, porque desde esta manana no
espero sino esa carta...
* * * * *
Durante siete noches consecutivas--de once a una de la manana, momento
en que remitia la fiebre, y con ella el delirio--he permanecido al
lado de Maria Elvira Funes, tan cerca como pueden estarlo dos amantes.
Me ha tendido a veces su mano como la primera noche, y otras se ha
preocupado de deletrear mi nombre, mirandome. Se a ciencia cierta,
pues, que me ama profundamente en ese estado, no ignorando tampoco que
en sus momentos de lucidez no tiene la menor preocupacion por mi
existencia, presente o futura. Esto crea asi un caso de sicologia
singular de que un novelista podria sacar algun partido. Por lo que a
mi se refiere, se decir que esta doble vida sentimental me ha tocado
fuertemente el corazon. El caso es este: Maria Elvira, si es que acaso
no lo he dicho, tiene los ojos mas admirables del mundo. Esta bien que
la primera noche yo no viera en su mirada sino el reflejo de mi propia
ridiculez de remedio innocuo. La segunda noche senti menos mi
insu
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