ficiencia real. La tercera vez no me costo esfuerzo alguno
sentirme el ente dichoso que simulaba ser, y desde entonces vivo y
sueno ese amor con que la fiebre enlaza su cabeza a la mia.
?Que hacer? Bien se que todo esto es transitorio, que de dia ella no
sabe quien soy, y que yo mismo acaso no la ame cuando la vea de pie.
Pero los suenos de amor, aunque sean de dos horas y a 40 deg., se pagan en
el dia, y mucho me temo que si hay una persona en el mundo a la cual
este expuesto a amar a plena luz, ella no sea mi vano amor
nocturno... Amo, pues, una sombra, y pienso con angustia en el dia en
que Ayestarain considere a su enferma fuera de peligro, y no precise
mas de mi.
Crueldad esta que apreciaran en toda su calida simpatia, los hombres
que estan enamorados--de una sombra o no.
* * * * *
Ayestarain acaba de salir. Me ha dicho que la enferma sigue mejor, y
que mucho se equivoca, o me vere uno de estos dias libre de la
presencia de Maria Elvira.
--Si, companero--me dice. Libre de veladas ridiculas, de amores
cerebrales, y cenos fruncidos... ?Se acuerda?
Mi cara no debe expresar suprema alegria, porque el taimado galeno se
echa a reir y agrega:
--Le vamos a dar en cambio una compensacion... Los Funes han vivido
estos quince dias con la cabeza en el aire, y no extrane, pues, si han
olvidado muchas cosas, sobre todo en lo que a Vd. se refiere... Por
lo pronto, hoy cenamos alla. Sin su bienaventurada persona--dicho sea
de paso--y el amor de marras, no se en que hubiera acabado aquello...
?Que dice Vd.?
--Digo--le he respondido--que casi estoy tentado de declinar el honor
que me hacen los Funes, admitiendome a su mesa...
Ayestarain se echo a reir.
--iNo embrome!... Le repito que no sabian donde tenian la cabeza...
--Pero para opio, y morfina, y calmante de mademoiselle, si, eh? Para
eso no se olvidaban de mi!
Mi hombre se puso serio y me miro detenidamente.
--?Sabe lo que pienso, companero?
--Diga.
--Que usted es el individuo mas feliz de la tierra.
--?Yo, feliz?...
--O mas suertudo. ?Entiende ahora?
Y quedo mirandome. iHum!--me dije a mi mismo:
O yo soy un idiota, que es lo mas posible, o este galeno merece que lo
abrace hasta romperle el termometro dentro del bolsillo. El maligno
tipo sabe mas de lo que parece, y acaso, acaso... Pero vuelvo a lo de
idiota, que es lo mas seguro.
--?Feliz?...--insisti sin embargo--?Por el amor estrafalario que Vd.
ha
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