nta que nunca
debiera haber hecho.
--Oigame, Maria Elvira--me incline:--?Vd. no recuerda nada, no es
cierto, nada de aquella ridicula historia?
Me miro muy seria, con altivez, si se quiere, pero al mismo tiempo con
atencion, como cuando nos disponemos a oir cosas que a pesar de todo
no nos disgustan.
--?Que historia?--dijo.
--La otra, cuando yo vivia a su lado...--le hice notar con suficiente
claridad.
--Nada... absolutamente nada.
--Veamos; mireme un instante...
--No, ni aunque lo mire...--me lanzo en una carcajada.
--No, no es eso... Usted me ha mirado demasiado antes para que yo no
sepa... Queria decirle esto: ?No se acuerda Vd. de haberme dicho algo...
dos o tres palabras nada mas... la ultima noche que tuvo fiebre?
Maria Elvira contrajo las cejas un largo instante, y las levanto
luego, mas altas que lo natural. Me miro atentamente, sacudiendo
la cabeza:
--No, no recuerdo...
--iAh!--me calle.
Paso un rato. Vi de reojo que me miraba aun.
--?Que--murmuro.
--?Que... que?--repeti.
--?Que le dije?
--Tampoco me acuerdo ya...
--Si, se acuerda... ?Que le dije?
--No se, le aseguro...
--Si, sabe... ?Que le dije?
--iVeamos!--me eche de nuevo sobre la mesa.--Si Vd. no recuerda
absolutamente nada, puesto que todo era una alucinacion de fiebre,
?que puede importarle lo que me haya o no dicho en su delirio?
El golpe era serio. Pero Maria Elvira no penso en contestarlo,
contentandose con mirarme un instante mas y apartar la vista con una
corta sacudida de hombros.
--Vamos--me dijo bruscamente.--Quiero bailar este vals.
--Es justo--me levante.--El sueno de vals que bailabamos no tiene nada
de divertido.
No me respondio. Mientras avanzabamos al salon, parecia buscar con los
ojos a alguno de sus habituales companeros de vals.
--?Que sueno de vals desagradable para Vd.?--me dijo de pronto, sin
dejar de recorrer el salon con la vista.
--Un vals de delirio... no tiene nada que ver con esto--me encogi a
mi vez de hombros.
Crei que no hablariamos mas esa noche. Pero aunque Maria Elvira no
dijo una palabra, tampoco parecio hallar al companero ideal que
buscaba. De modo que deteniendose, me dijo con una sonrisa forzada--la
ineludible forzada sonrisa que campeo sobre toda aquella historia:
--Si quiere, entonces, baile este vals con su amor...
--... _al parecer_. No agrego una palabra mas--repuse, pasando la mano
por su cintura.
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